Existen personas en nuestras vidas que nos hacen felices por la simple casualidad de haberse cruzado en nuestro camino.
Algunas recorren el camino a nuestro lado, viendo muchas lunas pasar, mas otras apenas vemos entre un paso y otro.
A todas las llamamos amigos y hay muchas clases de ellos.
Tal vez cada hoja de un árbol caracteriza uno de nuestros amigos.
El primero que nace del brote es nuestro amigo papá y nuestra amiga mamá, nos muestran lo que es la vida.
Después vienen los amigos hermanos, con quienes dividimos nuestro espacio para que puedan florecer como nosotros.
Pasamos a conocer a toda la familia de hojas a quienes respetamos y deseamos el bien.
Más el destino nos presenta a otros amigos, los cuales no sabíamos que irían a cruzarse en nuestro camino. A muchos de ellos los denominamos amigos del alma, de corazón. Son sinceros, son verdaderos. Saben cuando no estamos bien, saben lo que nos hace feliz.
Y a veces uno de esos amigos del alma estalla en nuestro corazón y entonces es llamado un amigo enamorado.
Ese da brillo a nuestros ojos, música a nuestros labios, saltos a nuestros pies.
Más también hay de aquellos amigos por un tiempo, tal vez unas vacaciones o unos días o unas horas. Ellos acostumbran a colocar muchas sonrisas en nuestro rostro, durante el tiempo que estamos cerca.
Hablando de cerca, no podemos olvidar a amigos distantes, aquellos que están en la punta de las ramas y que cuando el viento sopla siempre aparecen entre una hoja y otra.
El tiempo pasa, el verano se va, el otoño se aproxima y perdemos algunas de nuestras hojas, algunas nacen en otro verano y otras permanecen por muchas estaciones.
Pero lo que nos deja más felices es que las que cayeron continúan cerca, alimentando nuestra raíz con alegría. Son recuerdos de momentos maravillosos de cuando se cruzaron en nuestro camino.
Te deseo, hoja de mi árbol, paz, amor, salud, suerte y prosperidad, hoy y siempre...
Simplemente porque cada persona que pasa en nuestra vida es única.
Siempre deja un poco de sí y se lleva un poco de nosotros.
Habrá los que se llevarán mucho, pero no habrá de los que no nos dejarán nada. Esta es la mayor responsabilidad de nuestra vida y la prueba evidente de que dos almas no se encuentran por casualidad.
http://www.youtube.com/watch?v=qqW6m-OWf0U
viernes, 20 de julio de 2012
martes, 10 de julio de 2012
lunes, 9 de julio de 2012
1816 - 9 de julio 2012
Cronología
del 9 de Julio de 1816
Luego
de la Revolución del 25 de mayo de 1810, el camino hacia la independencia
nacional estaba trazado: la ruptura de los lazos coloniales con España en 1810
no hicieron más que cristalizar un movimiento liberador que venía buscando,
desde 1806, mayor participación política y económica de los criollos.
En
1810, América del Sur estaba dividida en dos bandos: los revolucionarios y, por
otro lado, los leales al Consejo de Regencia, llamados “realistas”. Los
revolucionarios buscaban más autonomía dentro del sistema colonial hasta que
volviera el rey y muy pocos se inclinaban por la independencia al principio.
Por eso las juntas se hicieron en nombre de Fernando VII, el rey preso.
Sin
embargo, cuando los revolucionarios intentaron sumar a los realistas a su
determinación, comenzaron las guerras entre ambos mandos, cuyo resultado sería
la independencia de los dominios coloniales en América. España no intervino porque se encontraba ocupada por los franceses y luchando por su propia independencia. La guerra no tuvo un mando único, cada gobierno americano siguió sus propias decisiones.
En el Río de la Plata, la Banda Oriental –lo que hoy es Uruguay- y el Litoral empezaron a defender su autonomía y a desafiar la postura centralista de Buenos Aires. Es por ello que, en la Asamblea de 1813, otro importante antecedente de la independencia, los representantes orientales no fueron aceptados cuando se convocó a un congreso para organizar al Río de la Plata. En la Asamblea, la mayoría revolucionaria era partidaria de declarar la independencia. Sin embargo, no se animaron a dar ese paso, a causa de los acontecimientos que se daban en Europa.
En efecto, en 1814, el rey Fernando VII fue liberado justo después de que Rusia, Austria, Prusia, Suecia, Portugal, España y Gran Bretaña formaran una gran alianza que derrotó a Napoleón. Así, las monarquías absolutistas resultaron grandes ganadores y declararon que cualquier gobierno surgido de una revolución era ilegítimo.
Sin embargo, ya desde 1813 los revolucionarios estaban bien encaminados: Bolívar reconquistó Caracas e instaló la segunda república venezolana; los revolucionarios del Río de la Plata triunfaron en la batalla de Salta sobre los realistas. Y San Martín ya estaba formando el Ejército de los Andes, con el objetivo de liberar los territorios de Chile y Perú.
Por su parte, el enfrentamiento entre Buenos Aires y los seguidores de Artigas, máximo líder de la Banda Oriental, se agudizó: el Litoral y la Banda Oriental formaron la “Liga de los Pueblos Libres” y se separaron del resto de las Provincias Unidas del Río de la Plata. Por su parte, Paraguay, que había dejado de ser realista, se desvinculó completamente del resto y se mantuvo aislada.
A fines de 1815, la situación de los revolucionarios era desesperada. Venezuela y Colombia fueron reconquistadas por los realistas. Sólo el Río de la Plata seguía en pie, amenazado desde Chile y el Alto Perú. A nivel internacional, la situación era preocupante: Austria, Rusia y Prusia habían formado la Santa Alianza para defender a los absolutismos y apoyaban a Fernando VII en su búsqueda de recuperar su imperio.
En medio de esa gran emergencia, en 1816 las Provincias Unidas decidieron convocar a un nuevo congreso, que se reunió en Tucumán para decidir qué hacer. Todas las provincias de la Liga de los Pueblos Libres (Banda Oriental, Corrientes, Entre Ríos, Misiones y Santa Fe) no lograron participar del encuentro, ya que sus representantes fueron aprisionados por el Directorio unitario instalado en Buenos Aires. Una sola provincia de ideas federalistas pudo hacer llegar a sus representantes: Córdoba. Los territorios de la Patagonia, Comahue y el Gran Chaco se encontraban bajo el dominio de los llamados pueblos originarios.
El Congreso se inició el 24 de marzo de 1816 con la presencia de 33 diputados, en una casa en San Miguel de Tucumán, alquilada a Francisca Bazán de Laguna, hoy Monumento Histórico Nacional.
Cabe destacar que, pese a una hegemonía de representantes de todas las provincias partidarias del centralismo porteño, el Congreso expresó en gran parte intenciones federales mantenidas por José de San Martín, Manuel Belgrano y Bernardo de Monteagudo. Luego de acaloradas discusiones, el Congreso del 9 de julio de 1816 proclamó la declaración de independencia argentina respecto de España y de toda otra dominación extranjera.
ACTA
DE LA INDEPENDENCIA DE LAS PROVINCIAS UNIDAS DE SUD AMERICA
Fue
firmada por todos los congresales que declararon día de la Independencia un 9
de Julio de 1816. Se tradujo al quechua y al aymará para que la conocieran las
poblaciones indígenas.
En
la benemérita y muy digna Ciudad de San Miguel del Tucumán a los nueve días del
mes de julio de mil ochocientos dieciséis: terminada la sesión ordinaria, el
Congreso de las Provincias Unidas continuó sus anteriores discusiones sobre el
grande, augusto y sagrado, objeto de la independencia de los Pueblos que lo
forman.Era universal, constante y decidido el clamor del territorio entero por su emancipación solemne del poder despótico de los reyes de España; los Representantes sin embargo consagraron a tan arduo asunto toda la profundidad de sus talentos, la rectitud de sus intenciones e interés que demanda la sanción de la suerte suya, Pueblos representados y posteridad; a su término fueron preguntados:
¿Si querían que las Provincias de la Unión fuesen una Nación libre e independiente de los reyes de España y su metrópoli?
Aclamaron primero llenos del santo ardor de la justicia, y uno a uno reiteraron sucesivamente su unánime y espontáneo decidido voto por la independencia del País, fijando en su virtud la determinación siguiente:
Nos
los Representantes de las Provincias Unidas en Sud América reunidos en Congreso
General, invocando al Eterno que preside al universo, en el nombre y por la
autoridad de los Pueblos que representamos, protestando al Cielo, a las naciones
y hombres todos del globo la justicia que regla nuestros votos: declaramos
solemnemente a la faz de la tierra, que es voluntad unánime e indubitable de
estas Provincias romper los violentos vínculos que las ligaban a los Reyes de
España, recuperar los derechos de que fueron despojadas, e investirse del alto
carácter de una nación libre e independiente del rey Fernando VII, sus
sucesores y metrópoli.
Quedan
en consecuencia de hecho y derecho con amplio y pleno poder para darse las
formas que exija la justicia, e impere el cúmulo de sus actuales
circunstancias. Todas y cada una de ellas así lo publican, declaran y
ratifican, comprometiéndose por nuestro medio al cumplimiento y sostén de esta
su voluntad, bajo del seguro y garantía de sus vidas, haberes y fama. Comuníquese a quienes corresponda para su publicación y en obsequio del respeto que se debe a las naciones, detállense en un Manifiesto los gravísimos fundamentos impulsivos de esta solemne declaración.
Dada en la Sala de Sesiones, firmada de nuestra mano, sellada con el sello del Congreso y refrendada por nuestros Diputados Secretarios.
Francisco
Narciso de Laprida, Diputado por San Juan, Presidente
Mariano
Boedo, Vice Presidente, Diputado por Salta Dr. Antonio Sáenz, Diputado por Buenos Aires
Dr. José Darragueira, Diputado por Buenos Aires
Fray Cayetano José Rodríguez, Diputado por Buenos Aires
Dr. Pedro Medrano, Diputado por Buenos Aires
Dr. Manuel Antonio Acevedo, Diputado por Catamarca
Dr. José Ignacio de Gorriti, Diputado por Salta
Dr. José Andrés Pacheco de Melo, Diputado por Chibchas
Dr. Teodoro Sánchez de Bustamante, Diputado por la Ciudad de Jujuy y su territorio
Eduardo Pérez Bulnes, Diputado por Córdoba
Tomás Godoy Cruz, Diputado por Mendoza
Dr. Pedro Miguel Aráoz, Diputado por la Capital del Tucumán
Dr. Esteban Agustín Gazcón, Diputado por la Provincia de Buenos Aires
Pedro Francisco de Uriarte, Diputado por Santiago del Estero
Pedro León Gallo, Diputado de Santiago del Estero
Pedro Ignacio Rivera, Diputado de Mizque
Dr. Mariano Sánchez de Loria, Diputado por Charcas
Dr. José Severo Malabia, Diputado por Charcas
Dr. Pedro Ignacio de Castro Barros, Diputado por La Rioja
Licenciado Gerónimo Salguero de Cabrera y Cabrera, Diputado por Córdoba
Dr. José Colombres, Diputado por Catamarca
Dr. José Ignacio Thames, Diputado por Tucumán
Fray Justo de Santa María de Oro, Diputado por San Juan
José Antonio Cabrera, Diputado por Córdoba
Dr. Juan Agustín Maza, Diputado por Mendoza
Tomás Manuel de Anchorena, Diputado de Buenos Aires
José Mariano Serrano, Diputado por Charcas, Secretario
Juan José Paso, Diputado por Buenos Aires, Secretario.
Fuente: argentina.ar
domingo, 1 de julio de 2012
Las hadas
Un
hada (del latín fatum: hado, destino) es una criatura fantástica y etérea,
personificada generalmente en forma de mujer hermosa, que según la tradición
son protectoras de la naturaleza, producto de la imaginación, la tradición o
las creencias y perteneciente a ese fabuloso mundo de los elfos, gnomos,
duendes, sirenas y gigantes que da color a las leyendas y mitologías de todos
los pueblos antiguos. Se puede provocar el contacto con ellas desarrollando la
visión etérea según las leyendas. La mayoría de ellas se representan con alas.
Se
conoce de un caso en el que Sir Arthur Conan Doyle, creador de Sherlock Holmes,
fue engañado por unas niñas que al fotografiarse con figuras de papel en forma
de hadas, el consagrado escritor le atribuyó autenticidad.
Contenido
1.-
Características
2.-
Clases de hadas
3.-
Leyendas de hadas
1.-
Características
Las
leyendas celtas hablan del reino de los Áes Sídhe (pronunciado Os Shi) también
conocido en idioma inglés como Fairy Folk, y donde la mejor traducción a
nuestro idioma sería Hadas, si bien es importante recalcar que no se habla de
la concepción victoriana de las Hadas, esos seres diminutos con alas de
mariposa, las cuales son en realidad pixies. Los Áes Sídhe, son seres
semidivinos que viven entre este y el otro mundo, con conexiones importantes
con la naturaleza y las deidades, la mayoría de los relatos los representan
como gente no muy alta, pero de aspecto y altura humana, de tez blanca, ojos
claros y pelo muy negro.
En
los relatos medievales, las hadas (a veces llamadas «El Buen Pueblo» o «La Buena Gente ») aparecen
relacionadas con encantamientos y hechizos, conocedoras del poder y las
virtudes de las palabras, las leyendas y las hierbas, que les permitían
mantenerse jóvenes y bellas, y acumular grandes riquezas.
En
algunos libros, se menciona que las hadas hacen todas las cosas inocentemente,
aunque su comportamiento pueda llegar a ser perverso. En muchos escudos
heráldicos de esta época se refleja el mundo de las hadas. Muchos aristócratas
querían hacer ver que provenían de un linaje de las hadas.
En
la mitología cántabra se las llama anjanas, entre las que están las Ijanas del
Valle de Aras, cuya característica es que tienen pechos descomunales y son
feas, pero pueden cambiar de apariencia a voluntad. Este mismo tipo de hadas se
encuentra en la isla de Gotland, en Suecia. En Galicia se llaman fadas, en
Asturias reciben el nombre de xanas, en Cataluña además de fada, se le llaman
goljas y en Baleares Damas de aiguo.
La
mitología nórdica y la griega -encarnada en las ninfas y dríades de Homero y
Ovidio- influyeron en el concepto que los primeros bardos se formaron de las
hadas, pero andando el tiempo los escoceses, irlandeses, galeses y otros
pueblos europeos llegaron a poseer un cuerpo lleno vivo de tradiciones, fundado
principalmente en las leyendas celtas.
Inicialmente
se atribuyeron a las hadas proporciones humanas, pero las diminutas y etéreas
criaturas de Shakespeare influyeron poderosamente en las concepciones
posteriores de los poetas ingleses.
Varios
rasgos comunes caracterizan a estos habitantes del ultramundo en todos los
países:
se clasifican en benéficas y perversas,
precisan ocasionalmente de apoyo humano, sus órdenes deben cumplirse
estrictamente so pena de terribles castigos, etc.
Algunas
de ellas son hadas convertidas en tales pero que antes habían sido mujeres
humanas. Estas se convirtieron en hadas a causa de alguna infracción contra la
naturaleza (ya que es el sitio en donde viven), siendo castigadas por ello a
tener tal apariencia, incluso a vivir en el mundo de las hadas. Pueden ser
desencantadas de diversas maneras en fechas concretas del año, como en La noche
de San Juan y por ejemplo cuando se asoman a las aguas cristalinas y piden ser
desencantadas. Para las que se convertían en hadas o cruzaban el límite
existente entre el mundo humano y el de las hadas, el tiempo en el espacio
cambiaba ya que un día o un mes podía ser un año o un siglo.
Hay
varias hadas con poderes nocivos que lo llegan a utilizar contra los humanos,
la mayoría de las veces por maltratar la naturaleza (talar un bosque sería una
auténtica catástrofe para su mundo). Llegaban a raptar a niños para cambiarlos
por seres feéricos totalmente iguales a los niños raptados. Así intentaban
crear una estirpe entre humanos y hadas, aunque los niños morían al poco
tiempo, ya que eran pálidos y enclenques. En la Edad Media a todos
aquellos niños que estaban pálidos y delgados se les consideraba que eran hijos
de las hadas y habían ocupado el lugar del verdadero hijo.
Otras
veces engatusaban a un hombre de noble estirpe transformándose en mujeres de
belleza inigualable para quedarse embarazadas de estos y dar a luz un ser mitad
humano y mitad feérico. Para que el ser sobreviviera el marido no debía de
rezar nunca y jamás deberían ver a las hadas desnudas por completo.
Este
conjunto de supersticiones, derivadas de las creencias anímicas de todos los
pueblos antiguos, ha inspirado a notables literatos sus fabulosos «cuentos de
hadas».
La
variedad de labores que llevan a cabo las hadas es casi infinita además de
cantar y bailar, ayudan a los hombres en el campo, ejercen su control sobre el
tiempo protegiendo las cosechas. Durante muchos meses ellas esperan impacientes
la llegada de la primavera. También saben el día exacto en que brotaran las
primeras flores pero prefieren mantener el secreto.
También
hablan las leyendas del mundo que las hadas suelen tener poderes psíquicos o
mágicos que, podían hacer felices a los seres humanos, también se creía que
eran hechizadas por las brujas de los siglos XVII y XVIII para que vigilaran a
sus víctimas, por otro lado, también se decía que eran ángeles en su forma
femenina, aunque a veces se veían hadas macho.
Según
la mitología Celta, las hadas gustan de los árboles del Tilo.
2.-
Clases de hadas
Hay
muchas clases de hadas, siendo las más conocidas las:
Lamias, hadas de la mitología vasca. Poseen
largos cabellos que peinan con peines de oro que son muy preciados. Sus pies
son palmeados, como los de un pato, exceptuando a las Itxaslamiak, las lamias
marinas, semejantes a sirenas.
Ninfas, hadas de la mitología griega que
pueden ser: Náyades: Ninfas que pueblan los ríos, a veces son hijas de éstos,
por ejemplo, Eurídice;
Nereidas: Ninfas del Mar mediterráneo, hijas
de Nereo. A veces son descritas como mujeres con cola de pez. Destacan
Anfitrite y Tetis;
Oceánides: Ninfas del Océano, hijas de éste.
Destacan Metis (madre de Atenea) y Doris (madre de las nereidas);
Dríades: Ninfas de los bosques, a veces
asociadas a los robles;
Hamadríades: Ninfas ligadas a un árbol
concreto de tal modo que si éste era cortado, la ninfa moría con él;
Melíades: Ninfas de los fresnos, nacen de la
sangre de Urano (dios del Cielo). Son las ninfas más antiguas.
Sirenas,
hadas de los mares; Procedentes de diversas mitologías (asiria, china, griega,
celta, cántabra) Con sus cantos suelen atraer a los marineros a una muerte en
los escollos. Destacan las sirenas griegas, que, a diferencia del resto poseen
cuerpo de pájaro y cabeza y senos de mujer. Casi todas las sirenas se distinguen
por poseer una cola de pez en lugar de piernas.
Sílfides, hadas de los vientos; Paracelso es
el primero en citarlas, y son, según él, los seres elementales del aire.
Salamandras, hadas del fuego.
Drinfas, hadas de la tierra.
3.-
Leyendas de hadas
El
dramaturgo inglés William Shakespeare, en su obra Hamlet señala que existen
sobre la tierra más cosas de las que se alcanzan a percibir. La creencia de la
existencia de las hadas, es común en diversas culturas, encontrando el origen
en mitos y leyendas de cada una de ellas. Una de las tantas leyendas sostiene
que las hadas son ángeles caídos o paganos muertos que no han sido
suficientemente buenos para entrar al paraíso, ni tan malos para entrar al
infierno, quedando obligados a vivir eternamente a mitad de camino.
Otra
leyenda cuenta que cierta vez, estaba Eva en un río bañando a sus hijos, cuando
escuchó que Dios le habló. Temerosa Eva ocultó a sus hijos que todavía no había
bañado para que Él no los viera.
Dios,
que todo lo ve, le preguntó si estaban sus hijos con ella y Eva le mintió
respondiendo que sí. Entonces, Dios le advirtió que aquellos que habían sido
ocultados, quedarían ocultos para siempre a los hijos del hombre y fueron estos
niños que se convirtieron en hadas o elfos.
Fuente: Wikipedia, la enciclopedia libre
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