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jueves, 30 de julio de 2015

Pequeño Cuento de Amor

Erase una vez un universo oscuro, un universo negro, un universo helado y matemático.
No se sabe por qué, dos estrellas se miraron y se enamoraron. Tan grande y hermoso fue su amor que dejaron de describir infalibles órbitas elípticas para dibujarse tiernos corazones entrelazados.
Se querían tanto..., pero la distancia era grande, y no podían acariciarse ni besarse. ¡Si por un solo instante pudieran estar juntas! Pero eso estaba prohibido en un universo oscuro, en un universo negro, en un universo helado y matemático.
Aun así no se resignaron a vivir separadas, alejadas por un denso y silencioso vacío; así que decidieron quebrantar la eterna ley del perfecto y ordenado universo. Con un cómplice guiño se salieron de sus órbitas convirtiéndose en dos estrellas fugaces, dirigiéndose a un mismo destino a la velocidad del deseo y el cariño
Tan solo querían besarse; sabían que ése sería su primer y último beso, pero a pesar de ello continuaron vertiginosas su sendero suicida..., hasta que se encontraron, fundiéndose en un luminoso y bello abrazo de amor y de muerte. Fue el precio que tuvieron que pagar por quererse en un universo oscuro, en un universo negro, en un universo helado y matemático.
Ellas fueron las primeras, pero si alguna noche de verano, mirando el cielo, ves una estrella fugaz, piensa que en algún lugar hay otra. Que están enamoradas y, que aunque vivamos en un universo oscuro, en un universo negro, en un universo helado y matemático, lograrán encontrarse, se besarán por un instante nada más y desaparecerán entre destellos de amor y ternura.

Autor: Alberto Pisa Allué
Febrero 1996

El misterio del pueblo soñoliento...

Descifran el misterio de Kalachi, la aldea de Kazajistán en la que sus habitantes se quedaban dormidos de repente  

Los 582 habitantes de la aldea de Kalachi llegaron a pensar que estaban malditos. Durante cinco años miraron con desconfianza el cielo, el aire, el agua que bebían. Incluso sospecharon del vodka.
Y es que una extraña enfermedad empezó a apoderarse de ellos: sin motivo aparente, caían dormidos de una forma fulminante. Podían pasar así varios días.
Al menos 120 vecinos se han visto afectados. Los primeros casos se produjeron en 2010, pero se intensificaron a partir de 2013. Las afecciones venían en oleadas: seis niños se durmieron en septiembre del año pasado y en el último invierno, 60 personas.
El sueño llegaba repentinamente, de una forma invencible. "Iba conduciendo mi motocicleta el 28 de agosto y de repente me quedé dormido", le confesó un aldeano al medio EurasiaNet.org. Despertó el 2 de septiembre. Como con el resto de habitantes, los médicos no supieron decir qué le pasaba.
Pero el misterio de esta aldea del norte de Kazajistán ha quedado ahora descubierto: una combinación de monóxido de carbono y de partículas de hidrocarburos en la atmósfera es la responsable.
"Después de haber efectuado un examen médico a todos los habitantes, hemos recibido la confirmación de los laboratorios, la causa principal es el monóxido de carbono", explicó el viceprimer ministro Berdybeck Saparbayev en una rueda de prensa.
"Cuando el monóxido de carbono (CO) y los niveles de hidrocarburos (CH) aumentan, el oxígeno baja y produce estos desmayos", aseguró.
Minas de uranio:
El rompecabezas estaba en que las mediciones de estos componentes eran normales, según explicó Sergey Lukashenko, uno de los científicos responsables de la investigación, al diario del país The Astana Times.
"Lo interesante es que la enfermedad del sueño se manifiesta sólo con la combinación de falta de oxígeno y un exceso de CO y CH", cuenta el que es director del Centro Nuclear de Kazajistán.
Algo que en Kalachi sólo se producía bajo determinadas condiciones atmosféricas. "Cada uno de estos tres componentes por separado se encontraban dentro del nivel normal y ninguno de ellos parecía causar sospechas; por lo tanto, durante mucho tiempo no pudimos averiguar la verdadera causa", asegura.
El científico asegura que el origen de esta contaminación está en Krasnogorsk, un pueblo fantasma cercano a la localidad, donde hay una gran mina de uranio. Pero la mina lleva cerrada desde la caída de la Unión Soviética. ¿cómo puede ser el origen de estas somnolencias profundas?
La explicación es que ni el uranio ni ninguna radiación asociada a éste tienen la culpa, según Lukashenko.
"El uranio no tiene nada que ver con eso. Se utilizaron un montón de estructuras de madera cuando la mina estaba en funcionamiento. Después de la mina se cerró y se llenó de agua, y cuando la madera entra contacto con el agua se produce monóxido de carbono", sostiene.
Un monóxido de carbono que comenzó a filtrarse poco a poco a la superficie. Las familias de esta aldea han comenzado a ser evacuadas por el gobierno.
Parece, pues, que termina aquí la leyenda de un pueblo que había comenzado a ser conocido en el país como "Sleepy Hollow" (algo así como agujero soñoliento), en un guiño al clásico cuento de terror.

Fuente: lanacion.com.ar/sinbarreras

¡Si estos no son incunables... los incunables dónde están!

Los hijos del Padre de la Flor - B. B. Muñoz
http://www.goear.com/listen/e57f832/los-hijos-del-padre-de-la-flor-b-b-muaplusmnoz

Isadora Duncan... ¿la ubicás?

Angela Isadora Duncan, conocida como Isadora Duncan, nació en San Francisco (EEUU) el 27 de mayo de 1877 y falleció en Niza (Francia) el 14 de septiembre de 1927, a la edad de 50 años.
Fue una bailarina y coreógrafa estadounidense, considerada por muchos como la creadora de la danza moderna.

Infancia y juventud: Isadora Duncan nació en San Francisco, Estados Unidos. Su padre Joseph, abandonó la familia cuando Isadora era aún muy pequeña, siendo posteriormente acusado de fraude bancario, y encarcelado. Esto creó en el hogar de los Duncan una difícil situación de penuria económica, hecho que influyó al parecer en el alejamiento de la familia de la fe católica que habían profesado (Isadora se declaró varias veces durante su vida como "atea convencida")
Isadora Duncan abandonó la escuela a la edad de diez años y comenzó junto con su hermana Isabel a impartir clases de danza a otros niños de su barrio, mientras su madre, Dora, daba lecciones de piano para sustentar a la familia y se encargaba de la educación de sus hijos. Predominaban en las lecciones musicales Mozart, Schubert y Schumann, que tuvieron una indiscutible influencia en el posterior desarrollo artístico de Isadora.
De acuerdo con sus biógrafos, Isadora era una niña solitaria y retraída que solía jugar en la playa mientras observaba el mar. Su fascinación por el movimiento de las olas sería el germen de su arte en los años posteriores. La niña Isadora imaginaba entonces movimientos de manos y pies que acompañaban a las olas de la bahía de San Francisco, y que serían el origen de su peculiar estilo en la Danza. La influencia del mar y sus juegos infantiles se recogen en su Autobiografía, publicada en 1927.
Cuando Isadora llegó a la adolescencia, la familia se mudó a Chicago, donde Duncan estudió danza clásica. La familia perdió todas sus posesiones en un incendio, y se trasladó nuevamente, esta vez a Nueva York, donde Duncan ingresa en la compañía de teatro del dramaturgo Augustin Daly.
En los albores del siglo Isadora convence a su madre y a su hermana para que la familia emigre a Europa. Es irónico pensar que por aquel entonces media Europa intentaba emigrar a los Estados Unidos para alejarse de la penuria económica y encontrar un futuro mejor, pero aun así las Duncan parten en 1900 y se asientan en Londres inicialmente, y posteriormente en la Ciudad Luz.

Expresionismo y danza: Durante su etapa en londres Isadora duncan , siempre inquieta y autodidacta, pasa largas horas en el Museo Británico. Le fascinan las expresiones artísticas de la Grecia clásica, y muy especialmente los vasos decorados con figuras danzantes. De ellas adoptará algunos elementos característicos de su danza, tales como inclinar la cabeza hacia atrás como las bacantes. Es en esta época cuando comienza a consolidarse el estilo único de Isadora. Se trata de una danza muy alejada de los patrones clásicos conocidos hasta entonces, incorporando puestas en escena y movimientos que tenían más que ver con una visión filosófica de la vida ligada quizá al expresionismo (línea de pensamiento artístico incipiente por aquella época), y por tanto a una búsqueda de la esencia del arte que solo puede proceder del interior. Isadora era plenamente consciente de que su estilo suponía una ruptura radical con la danza clásica, y en este sentido se veía a si misma como una revolucionaria precursora en un contexto artístico de revisión generalizada de los valores antiguos. Al mismo tiempo que su estilo se iba consolidando, Isadora estudiaba en profundidad la danza y literatura antiguas a través de los museos, particularmente el Louvre de París, la National Gallery de Londres y el Museo Rodin.
Los temas de las danzas de Isadora eran clásicos, frecuentemente relacionados con la muerte o el dolor, pero en oposición a los asuntos de la danza clásica conocida hasta entonces, que giraban en torno a héroes, duendes y trasgos. Su puesta en escena era también revolucionaria, y en cierto sentido minimalista: apenas algunos tejidos de color azul celeste en lugar de los aparatosos decorados de los montajes conocidos hasta entonces y una túnica vaporosa que dejaba adivinar el cuerpo y entrever las piernas desnudas y los pies descalzos, frente a los vestidos de tutú, zapatillas de punta y medias rosadas de rigor en el ballet clásico. Isadora bailaba sin maquillaje y con el cabello suelto, mientras que lo habitual en aquella época era maquillarse a conciencia y recogerse el pelo en un moño o coleta. Es comprensible que el estilo de Isadora chocase en un principio al público del momento, acostumbrado al lenguaje de la danza clásica. Isadora hubo de aguantar abucheos e interrupciones de diversa índole en sus sesiones de danza durante algún tiempo, siendo notable en este sentido la polémica que se desató durante una gira por América del Sur en 1916.

En Argentina: Llegó a Buenos Aires por primera vez en 1916. La bailarina californiana tenía en ese momento 38 años y su fama y su éxito habían alcanzado, particularmente en Europa, alturas extraordinarias. Pero el golpe atroz que había representado para ella la muerte en 1913 de sus dos pequeños hijos en un accidente de auto cerca de París, alteró su vida de una manera definitiva. Las extravagancias de Isadora —que incluían una despreocupación completa por el dinero, lo tuviera o no— se volvieron más acusadas y lo mismo ocurrió con su desinterés por las convenciones sociales.
El barco que la traía desde Río de Janeiro atracó en Buenos Aires a principios de julio e Isadora se encontró con una primera dificultad: las cortinas y alfombras que acompañaban sus recitales no habían llegado y tuvo que encargar otras nuevas porque la primera presentación estaba programada para pocos días más tarde. El costo era aproximadamente de 4000 dólares y como no tenía efectivo para afrontar este gasto inesperado, arregló pagar a crédito. Las partituras orquestales de sus programas también estaban en viaje desde Francia, pero fue fácil reemplazarlas gracias a la ayuda del director del Conservatorio de Buenos Aires, que prestó las partituras de la biblioteca de la institución.
A pesar de que disponía de poco dinero Isadora se alojó en el Plaza Hotel y mientras se preparaba para sus conciertos comenzó a recorrer la ciudad. Su biógrafa, la estadounidense Frederika Blair, cuenta que visitó no sólo los barrios elegantes sino también La Boca, centro de la rutilante vida nocturna de la ciudad.
Los espectadores de su primer concierto, el 12 de julio, recibieron las danzas de Isadora un tanto fríamente. El público porteño estaba acostumbrado al lenguaje del ballet, aun en sus formas renovadoras —Vaslav Nijinsky con los Ballets Russes se habían presentado en el Teatro Colón tres años antes con un éxito colosal— y encontró pobre y limitada la técnica de Isadora. La víspera del segundo concierto fue con un grupo de amigos a un club nocturno y allí, impulsada por la excitación del momento, se lanzó a bailar el himno nacional. Al día siguiente el gerente del Coliseo adujo que ella había faltado al contrato con él al ofrecer esa actuación imprevista y amenazó con anular el próximo concierto. Fue necesario todo el tacto de Dumesnil, director musical de la gira, para que el gerente volviera atrás en su decisión.
Sin embargo, otras dificultades se avecinaban. Isadora quería dedicar a Wagner su tercer programa y su director musical, que era francés, se negó a cooperar. Dumesnil tenía una licencia del ejército de su país y consideró que provocaría censuras si en tiempo de guerra participaba en un programa con obras de un compositor alemán. Pero, aunque consiguieron otro director, el programa wagneriano alejó a muchos de los admiradores de Isadora, del mismo modo que los pro alemanes se habían visto afectados por su interpretación de La Marsellesa.
Durante el concierto, algunos de los espectadores comenzaron a hablar en voz alta. Isadora dejó entonces de bailar y se dirigió a ellos de una manera airada, diciendo que ya le habían advertido que los sudamericanos no entendían nada de arte: "Vous n´étes que de Négres" ("no son más que negros"), los increpó, usando una forma —négres—, muy despectiva. Este acontecimiento determinó que el administrador cancelara las funciones restantes. Antes de partir para Montevideo, Isadora tuvo que dejar su abrigo de armiño y sus pendientes de esmeraldas como garantía del pago del hotel, pago que no podía efectuar. La piel y las joyas habían sido regalos de su ex amante Paris Singer, un hombre extraordinariamente rico, heredero del imperio Singer de las máquinas de coser, y que había financiado muchas de las aventuras artísticas de Isadora.

En Rusia: Simpatizó con la revolución social y política en la nueva Unión Soviética por lo que en 1922 se trasladó a Moscú. Su fama internacional llamó la atención y dio la bienvenida a la efervescencia artística y cultural del nuevo régimen. El fracaso del gobierno ruso para que cumpliera las promesas extravagantes de apoyo para el trabajo de Duncan, junto con las condiciones espartanas de vida del país la enviaron de vuelta a Occidente en 1924.

Vida privada: Isadora Duncan tuvo una vida íntima tan poco convencional como la expresión de su arte, y vivió siempre al margen de la moral y las costumbres tradicionales. Se casó con el poeta ruso Serguéi Esenin, 17 años más joven que ella. Esenin la acompañó en un viaje por Europa, pero el carácter violento de éste y su adicción al alcohol dieron al traste con el matrimonio. Al año siguiente Esenin regresó a Moscú, donde sufrió una profunda crisis a raíz de la cual fue ingresado en una institución mental. Se suicidó poco tiempo después (28 de diciembre de 1925), aunque se ha especulado con la posibilidad de que fuese asesinado.
Isadora eligió ser madre soltera, y tuvo dos hijos. Aunque no quiso revelar el nombre de los padres se sabe que fueron del diseñador teatral Gordon Craig y de Paris Singer, hijo del magnate de las máquinas de coser Isaac Merritt Singer. La vida privada de Isadora no estuvo nunca exenta de escándalos, ni tampoco de tragedias. La más espantosa fue ciertamente la muerte de sus dos hijos Deirdre y Patrick, que se ahogaron en un accidente en el río Sena en París, en 1913, al caer al agua el automóvil en el que viajaban junto a su nodriza.
Isadora Duncan era bisexual, y mantuvo relaciones con algunas mujeres conocidas de su época, tales como la poetisa Mercedes de Acosta o la escritora Natalie Barney. Se le atribuyeron muchos otros romances no confirmados con otras mujeres, tales como la actriz Eleonora Duse o Lina Poletti.
Hacia el final de su vida, la carrera de Isadora había empezado a declinar. Fueron para ella tiempos de serios problemas financieros y diversos escándalos sentimentales, acompañados por algunos episodios de embriaguez pública. Todo esto la fue alejando de sus amigos y su público, y finalmente de su propio arte. Isadora vivió aquellos años finales entre París y la costa del Mediterráneo, dejando deudas considerables en hoteles o pasando cortos períodos en apartamentos alquilados. Algunos de sus amigos trataron de convencerla para que escribiese su autobiografía, con la esperanza de aliviar un poco su ya preocupante situación económica.
Uno de estos amigos fue el escritor Sewell Stokes, quien conoció a Isadora en sus últimos años, cuando ya estaba prácticamente sola y arruinada. Stokes escribió posteriormente un libro sobre la bailarina: Isadora, un retrato íntimo. La autobiografía de Isadora Duncan fue finalmente publicada en 1927.

Muerte: Las trágicas circunstancias que rodean la muerte de Isadora Duncan han contribuido sobremanera a la consolidación del mito, y están envueltas en cierto misterio que la historia no ha conseguido despejar por completo.
Isadora Duncan murió en un accidente de automóvil acaecido en Niza, Francia, la noche del 14 de septiembre de 1927, a la edad de 50 años. Murió estrangulada por la larga chalina que llevaba alrededor de su cuello, cuando ésta se enredó en la llanta del automóvil en que viajaba.
Duncan viajaba en el asiento del copiloto de un automóvil Amilcar, propiedad de un joven y guapo mecánico italiano, Benoît Falchetto, a quien ella irónicamente había apodado "Bugatti". La marca del automóvil es materia de debate, pero la opinión general es que se trataba de un Amilcar francés modelo GS de 1924. La leyenda transformó después la marca y lo convirtió en un Bugatti, mucho más caro y lujoso.
Antes de subir al vehículo, Isadora profirió unas palabras pretendidamente recordadas por su amiga María Desti y algunos compañeros: "Adieu, mes amis. Je vais à la gloire!" ("¡Adiós, amigos míos, me voy a la gloria!")
Sin embargo, según los diarios del novelista estadounidense Glenway Wescott, que estaba en Niza en ese entonces y visitó el cuerpo de Duncan en el depósito de cadáveres (sus diarios están en la colección de la biblioteca de Beineke, en la Universidad de Yale), Desti admitió haber mentido sobre las últimas palabras de la bailarina, y confesó a Wescott que estas habían sido: "Je vais à l'amour" ("Me voy al amor"). Al parecer, Desti consideró estas palabras poco apropiadas como un último testimonio histórico de su ilustre amiga, ya que indicaban que Isadora y Benoît partían hacia uno de sus encuentros románticos. Cualesquiera que fuesen sus palabras, cuando Falchetto puso en marcha el vehículo, la delicada chalina de Duncan (una estola pintada a mano regalo de su amiga Desti, suficientemente larga como para envolver su cuello y su talle y ondear por fuera del automóvil), se enredó entre la llanta de radios y el eje trasero del coche provocando la muerte por estrangulamiento de Isadora.
En el obituario publicado en el diario New York Times el 15 de septiembre de 1927, podía leerse lo siguiente: "El automóvil iba a toda velocidad cuando la estola de fuerte seda que ceñía su cuello empezó a enrollarse alrededor de la rueda, arrastrando a la señora Duncan con una fuerza terrible, lo que provocó que saliese despedida por un costado del vehículo y se precipitase sobre la calzada de adoquines. Así fue arrastrada varias decenas de metros antes de que el conductor, alertado por los gritos, consiguiese detener el automóvil. Se obtuvo auxilio médico, pero se constató que Isadora Duncan ya había fallecido por estrangulamiento, y que sucedió de forma casi instantánea".
Isadora Duncan fue incinerada, y sus cenizas fueron colocadas en el columbario del Cementerio del Père-Lachaise (París, Francia).

martes, 21 de julio de 2015

Invierno Incipiente

Es casi invierno. Con la primera luz camino por la huerta y todavía quedan huellas del esplendor del verano. Las tomateras secas me             recuerdan sus jugos dulces en mis ensaladas de paltas y cebollas coloradas, los ya marchitos espaldares de las habas, que se dieron tiernas en la primavera, para comer crudas con aceite de oliva, sal de mar y pimienta. Al fondo, el regadío de los rabanitos y las zanahorias.
Mis botas en barros caminan por los surcos y saben adónde van. En una esquina, al reparo de un maitén dejé un zapallo criollo. Su siembra fue a principios de octubre y todavía está atado a su viña seca, hace dos meses que vengo a verlo, a revisar que esté asentado sobre tierra escurrida. A pesar de que la planta no tiene hojas el siguió su desarrollo. Está maduro y pesado, quizá 15 kg de madura crianza veraniega. Antes de salir de la casa, prendí el fuego
de la chimenea grande encima de una parrilla alta, con madera dura, esa que quema casi sin llama.
Ocho meses de labor y sabor es una bella espera para un zapallo. Es tan importante que los zapallos maduren en la viña, hay que cuidarlos al final de los caracoles que aparecen con las lluvias.
Lo llevo a la cocina y lo lavo, disponiéndolo sobre un plato grande de barro, y así lo pongo debajo del fuego para que comience a cocinarse con las brasas que le van cayendo. Para evitar darlo vuelta voy tomando cuidado de rodearlo con las lumbres y cenizas para que se cocine por debajo. Luego de unas horas corro el fuego a un costado para que no se queme la parte superior, cuidando que las mismas cenizas blancas lo cubran, protegiéndolo del arrebato.
Cuelgo sobre un costado del fuego un caldero generoso de hierro fundido, y con un poco de aceite de oliva comienzo un fondo de cocción de cebollas al que le agrego, sobre el final, varias cabezas de ajo picadas y una cuchara pequeña de ají molido de Cachi.
Hice un enorme florero con las últimas ramas coloradas de lenga y algunas muy amarillas de coihue. Suena una degustación vertical de Bob Dylan desde los años 60 hasta su llegada a Traveling Wilburys con Tom Petty, George Harrison, Roy Orbison y Jeff Lynne.
Así, entre ramos y acordes, fui sintiendo los aromas dulzones del criollo, mientras que en el caldero desglasé las cebollas con una botella entera de torrontés salteño y un litro de caldo de pollo. A las 6, en un costado de la chimenea enterré entre cenizas y brasas un pan chato para rescoldo hecho con masa madre.
La mesa fue dispuesta frente al fuego. Al llegar mis invitados, a las 8, sonaba el doble concierto de Brahms interpretado por Pau Casals con Jacques Thibaud y Alfred Cortot en 1929.
Delante de ellos serruché la tapa del zapallo y con cuidado retiré todas las semillas y filamentos. De a poco fui poniendo toda la  pulpa humeante y ahumada dentro del caldero. Nos rodeó el silencio de la alquimia y todos apreciaron la ceremonia casi religiosa del oficio que me había ocupado, entre romances, doce horas del día.
Allí estaba en mi caldero, mi hermoso zapallo sazonado con cariño para ellos.
La sopa fue servida en peroles de barro con hojas de salvia frita. Media rueda de queso Lincoln, apoyada sobre el borde de la parrilla al acecho de las brasas, iba siendo raspada con un cuchillo, disponiendo el queso dorado y derretido sobre los crostones del pan al rescoldo para acompañar la sopa.
A veces ocupamos nuestro día con trivialidades que parecen importantes en la arremetida, pero que sobre el final de la tarde, nos dejan en el llano, como si nada ni nadie hubiera abrazado nuestro hacer. Sin embargo, un día dedicado a la música, al sabor y al fuego de rescoldo, frente a un incipiente invierno, coronado por una comida de amigos, extiende nuestros sueños hacia horizontes más destacados.

Fuente: Francis Mallmann, para Revista La Nación,Buenos Aires, Argentina.

(Jorge L. Icardi, reportero internacional...)

Plato del día: CRIADILLAS...

Llega un turista a un restaurante español, mira la carta y, ordena la especialidad de la casa. ¡¡Criadillas!!
-Vea hombre -le dice el mozo viniendo a servirle. Estos son los cojones del toro que murió hoy en la plaza!

Como al turista le gustó el sabor del exótico platillo, vuelve al día siguiente y ordena otra vez la especialidad.
Al rato, el mesero le trae el pedido. El cliente advierte, que a diferencia de los del día anterior, estos son mas pequeños, que tienen los vellos mas largos y que la piel está un tanto arrugada...
-Espere mozo, no se vaya, quiero consultarle algo. Estas criadillas, o como usted les llame son mas chicas que las que me sirvió anoche... ¿Por qué?
-¡Pues claro que sí hombre! -exclamó el mesero y agregó: Sabe que pasa, el toro no siempre es el que pierde...

¿Quién fue Alejo Peyret?

Nacido: Alexis Pierre Louis Édouard Peyret)
Serres-Castet, Francia, 11 de diciembre de 1826 –
Buenos Aires, Argentina, 27 de agosto de 1902
Fue un escritor, agrónomo, administrador colonial e historiador argentino, nacido en Francia. Fue un político destacado en la provincia de Entre Ríos, sobre todo en la historia de la Colonia San José, ya que gracias a él la colonia comenzó a cultivar gran cantidad de cultivos. Además trajo grandes innovaciones tecnológicas, instaló industrias y experimentó con cultivos que no eran sudamericanos.

Biografía: Peyret nació en Serres-Castet, Cantón de Morlaàs, en el departamento de Basses-Pyrénées, actualmente los Pirineos Atlánticos, en la región de Aquitania. A la edad de diez años, ingresó al Colegio Real de Pau. En 1844, a los dieciocho años de edad, se recibió de licenciado en Ciencias y Letras. Evitó el servicio militar obligatorio pagándole a un sustituto para que lo reemplazara en éste. Continuó estudiando leyes en el Collège de France, donde fueron sus profesores el filósofo Edgar Quinet y el historiador Jules Michelet. Se involucró en el radicalismo político, en la redacción de escritos apoyando al republicanismo, a la democracia, al anticlericalismo y al socialismo y también en las Revoluciones de 1848. Fue juzgado por sus actividades, pero fue absuelto.
En la elección de 1852, Peyret se presentó como candidato por el departamento de Basses-Pyrénées. Luego del triunfo electoral del Régimen Bonapartista y del establecimiento del Segundo Imperio Francés bajo el reinado de Napoleón III, Peyret abandonó el país.

Llegada a la Argentina: Peyret arribó a Montevideo el 4 de noviembre de 1852, donde escribió para El Comercio del Plata, un periódico editado por José María Cantilo.
Alberto Larroque, presidente del Colegio de Uruguay, en Concepción del Uruguay, le ofreció una cátedra. El Ministro de Justicia, Culto e Instrucción Pública, Juan María Gutiérrez lo designó jefe de los Departamentos de Francia y Geografía el 5 de junio de 1855. Peyret permaneció en este puesto hasta el 4 de septiembre de 1856.
Trabajó como editor del periódico bisemanal El Uruguay, bajo la dirección de Benjamín Victorica. Encabezó la creación de la Sociedad de Auxilio Mutuo, La Cosmopolita, el 31 de agosto de 1856 en Concepción del Uruguay. En septiembre de ese año, Peyret se trasladó a Paraná, para asumir el control de El Nacional Argentino, una organización en apoyo de la Confederación. Peyret permaneció en Paraná hasta julio de 1857.

Colonización y agricultura: El 11 de julio de 1857 fue nombrado administrador y director de la Colonia San José por el entonces presidente Justo José de Urquiza. En cumplimiento con sus instrucciones, Peyret publicó una serie de artículos en El Uruguay durante los meses de abril, mayo y junio de 1860 en los que incentivaba a los colonos a ser trabajadores, "cualquiera sean sus opiniones religiosas o sus creencias". Sus notas fueron traducidas al francés y recopiladas en un folleto titulado Emigration et Colonisation: La Colonie San José.
Bajo su dirección, la colonia comenzó a cultivar maníes, papas, batatas, porotos, cebollas, remolachas azucareras, maíz y tabaco. Peyret también introdujo técnicas superiores para el cultivo de trigo y presionó a Urquiza para que le entregara nuevas tierras, en las que establecería una estación experimental para el crecimiento de algodón. También experimentó con tártago y con la adaptación del gusano de la seda al clima de la región. Construyó una fábrica para la manufactura de aceite de maní. Por su trabajo agrícola con la papa recibió una mención honorable en la Exposición Nacional de Córdoba, que tuvo lugar entre el 15 de octubre de 1871 y el 21 de enero de 1872. El 3 de enero envió al comisionado en jefe de la exposición un reporte sobre el estado de la Colonia San José y de la Villa de Colón y una perspectiva de una futura colonización de la provincia de Entre Ríos.
En un transcurso de treinta años Peyret cumplió las funciones de administrador, director, juez de paz, comisionado, presidente de la municipalidad de San José y oficial del primer registro civil, que fue creado en 1873 en Colón para resolver controversias entre novias pertenecientes a diferentes religiones. A partir de 1865, Peyret fue un miembro de la Comisión de Obras Públicas de Colón, cuyas funciones eran supervisar la construcción de la Iglesia, recaudar fondos e informar al gobierno en sus inversiones. Peyret presentó su renuncia a la Comisión el 31 de diciembre de 1872. Cuando el entonces presidente Domingo Faustino Sarmiento hizo una visita a Colón y a San José el 6 de febrero de 1870, recayó en Peyret la responsabilidad de ser el jefe del "Comité de Bienvenida", que arreglaría la bienvenida oficial.

Francmasonería: Iniciado en la francmasonería en Francia, Peyret se volvió un miembro activo de la Logia #44 George Washington en Concepción del Uruguay, a la cual se unió en 1864. En 1868 recibió el tercer grado y se convirtió en un Maestro Masón. Sirvió como Orador en dos períodos consecutivos, desde 1877 hasta 1879. El 25 de octubre inauguró las conferencias públicas de la Logia. El 16 de enero de 1887 asistió a la inauguración de la Logia L'Amie des Naufrages en Buenos Aires, donde fue nombrado un miembro honorario.

Activismo político: Peyret elaboró un bosquejo de Constitución para la República Francesa, dedicada al entonces presidente Louis-Adolphe Thiers, y un prólogo basado en su teoría jurídico-política. El prólogo fue publicado más adelante en La República en noviembre de ese mismo año.
A partir del 9 de junio de 1873, Peyret envió al diario La República de Buenos Aires una serie de cartas sin firmar en los que denunciaba el asesinato de Urquiza el 11 de abril de 1870 y, criticaba la intervención federal en contra de la provincia de Entre Ríos, argumentando que se habían violado los principios del federalismo y de la autonomía provincial. Peyret declaró que Ricardo López Jordán representaba la esperanza del pueblo de Entre Ríos, preservando, al mismo tiempo, el verdadero objetivo de la intervención armada ordenada por Domingo Faustino Sarmiento, que era asegurar el éxito de la candidatura presidencial de Nicolás Avellaneda.
Argumentó que, aunque el Dr. Leonidas Echagüe no podría haber permanecido en el control del gobierno de Entre Ríos, Ricardo López Jordán no lo debería haber reemplazado tan pronto, luego de la violenta muerte de Urquiza. Peyret usó este argumento en respuesta a las acusaciones del cripto-Jordanismo.
Como sólo seis de las quince cartas fueron publicadas, Peyret las recopiló en Cartas de la Intervención en contra de la provincia de Entre Ríos, que publicó bajo el seudónimo de "Un extranjero". La identidad del autor no quedó en secreto entre sus contemporáneos, siendo este error de criterio el que le costó el trabajo de administrador de San José y el que lo obligó a abandonar la provincia, donde había pasado dieciocho años. En una carta a Benjamín Victorica, escrita en Buenos Aires el 3 de marzo de 1874, Peyret escribió "...Hubiera sido mejor no haberme involucrado con la política. No se cómo me olvidé del consejo del Señor Pedro de Angelis. Cedí ante un momento de irritación e impaciencia, viendo que se nos acercaba una nueva guerra, que duraría un año entero. Estoy siempre a su servicio y creo que usted permanecerá siempre al mío, sin importar mis imprudencias". En marzo de 1874, Peyret renunció a su posición como director de la colonia y fue reemplazado temporalmente por Rodolfo Siegrist hasta el 30 de abril. En junio, desde Buenos Aires, Dolores Costa de Urquiza lo designó representante en el cargo de seleccionar y transportar colonos a la Colonia Caseros.

Carrera académica y literaria: Peyret publicó Cuentos Bearneses en Concepción del Uruguay en 1870. Esta obra fue traducida al francés y al occitano, en París en 1890. Peyret hizo todo lo que pudo para preservar la lengua de su región natal, y por sus Cuentos Bearneses se ganó los elogios de Pierre-Jean de Béranger.
El 13 de julio de 1874 fue nombrado por el Dr. Vicente Fidel López, presidente de la Universidad de Buenos Aires, para ocupar la cátedra vacante de Francés, en la Facultad de Humanidades y Filosofía. El decano Andrés Lamas expresó su aprobación y se comunicó con Peyret. El 13 de abril de 1876, Peyret envió su renuncia desde Concepción del Uruguay. El 31 de marzo de ese mismo año fue nombrado profesor de historia mundial para los seis grados del Colegio Nacional de Uruguay, y fue posteriormente nombrado, en 1879, para enseñar unos cursos especiales en la historia de las universidades gratuitas. Continuó en el colegio hasta el 17 de agosto de 1883, cuando se resignó a ser trasladado a Buenos Aires.
La Logia George Washington accedió en 1877 a la propuesta de Peyret, formar una comisión liderada por él mismo para estudiar "la situación que estaba afligiendo a numerosos estudiantes que no podían seguir con sus estudios debido a la falta de recursos". Esto llevó al establecimiento de la sociedad educacional La Fraternidad, que buscaba proteger y proveer alojamiento a los estudiantes del Colegio de Uruguay. El 23 de agosto de 1880 fue nombrado presidente de la Comisión Directiva provisional de la Sociedad Francesa de Auxilio Mutuo de Concepción del Uruguay y en 1882 fue nombrado presidente honorario. La Oficina de Territorios y Colonias lo nombró en 1881 para hacer un estudio sobre las posibilidades del territorio de Misiones; este estudio lo inspiró a escribir treinta cartas que fueron publicadas en el diario La Tribuna Nacional, bajo el título de Cartas de Misiones.
Un decreto firmado el 18 de agosto de 1883 por el entonces presidente Julio Argentino Roca autorizaba a Peyret, que se había trasladado a Buenos Aires, a enseñar la historia de las universidades gratuitas en el Colegio Nacional de Buenos Aires. Sirvió en este puesto hasta el 11 de febrero de 1887. Escribió Historia Contemporánea, libro de texto que sería usado en escuelas normales y en Colegios Nacionales. En 1885 su libro Orígenes del Cristianismo fue adaptado en la Revista de la Universidad de Buenos Aires y, al año siguiente, su trabajo de El Pensador Americano fue publicado. Al mismo tiempo, publicó Historia de las Religiones, que comprendía una histórica y filosófica crítica de las religiones prehistóricas e históricas y también del Cristianismo. Otro trabajo relacionado con el tema fue La Evolución del Cristianismo.

Administrador colonial: Peyret fue nombrado inspector de las Colonias por un decreto del entonces presidente Miguel Juárez Celman, el 12 de febrero de 1887. Como consecuencia de este puesto, escribió Una visita a las colonias de la República Argentina, escrita en español en dos tomos y presentada por el gobierno en la Exposición Universal en París. Fue publicada simultáneamente en francés, bajo el título de Une visite aux colonies de la République Argentine.
El 10 de mayo de 1889, el Gobierno Nacional le encargó a Peyret el estudio de la maquinaria agrícola expuesta en la Exposición. Recibió seis mil pesos para cubrir sus gastos y debía presentar un informe descriptivo antes del final de la Exposición. Su informe fue titulado Las Máquinas Agrícolas de la Exposición Universal de París.
Peyret se marchó hacia Francia el 5 de junio de 1889 a bordo del Río Negro, con su esposa Celerina Pinget y su hija Alfonsina. Treinta y siete años habían pasado desde que se autoimpuso el exilio a la Argentina.
Años después, Peyret fue nombrado el representante de la provincia de Entre Ríos en el Primer Congreso Agrícola Provincial, que tuvo lugar en Esperanza, provincia de Santa Fe, desde el 24 de mayo hasta el 2 de junio de 1892. En junio de 1892 se encargó de escribir la historia de la colonización Argentina y fue subvencionado por un año con un salario mensual de 500 pesos, "incluyendo su salario como Inspector de Colonias". En 1898 decidió que ya había recolectado la documentación necesaria para comenzar a escribir y comenzó el trabajo, "para ser completado cuando mi salud lo permita". Peyret sirvió como inspector general de las Colonias desde principios de 1895 hasta el 16 de enero de 1900, cuando se retiró.

Retiro y muerte: El 13 de junio de 1893, Peyret fue unánimemente elegido para ser el presidente de la Alianza Francesa de Buenos Aires, cuyo comité se reunía en el Club Francés.
El 13 de diciembre de 1895, ante la presencia del Juez Federal Juan del Campillo, juró el Juramento de Ciudadanía de la Constitución Argentina. El 14 de octubre de 1899 solicitó beneficios de jubilación, justificándose en su avanzada edad, su débil salud, su ciudadanía argentina y su enfermedad física luego de treinta y un años de servicio. El entonces presidente Julio Argentino Roca le otorgó lo solicitado en un decreto firmado el 19 de febrero de 1900.
En su último año de vida, escribió sus memorias agronómicas en el artículo "Colonia San José - Cómo fue fundada", escrito en octubre de 1901 y publicado en la revista Urquiza.
Peyret murió en Buenos Aires, en su casa de la calle General Urquiza 176, el 27 de agosto de 1902, afectado de miocardia crónica.
A su entierro en el Cementerio Oeste asistieron Julio Argentino Roca, su ayudante de campo, el Coronel David Marambio Catán, y una larga audiencia.

Pollo al ajillo

El pollo al ajillo es un clásico dentro de la cocina tradicional española, tanto es así que raro es el bar o restaurante que no cuenta con este plato en su carta, bien como tapa o como sugerencia en la mesa. El pollo es el ingrediente estrella, aromatizado con hierbas y, cómo no, con ajo.
El uso del ajo en la cocina viene de tiempo atrás, 3.000 años antes de Cristo. Se sabe que ya se consumía en Egipto e India y desde ahí se propagó hacia los países bañados por el Mediterráneo. Comenzó a formar parte de la dieta cotidiana durante los años de dominio romano. Sus propiedades curativas hicieron que en la Edad Media se le sacara mucho partido como antiséptico, siendo incluso utilizado como preventivo contra la peste. Su llegada a América se produjo de la mano de los españoles durante el siglo XV, empleado como condimento, aunque hay que decir que no está demasiado extendido su cultivo por este continente. Hoy en día forma parte indiscutible del recetario gastronómico de nuestro país, tanto en el tradicional como en el más innovador.
Tan importante como el ajo es el pollo que compremos en el mercado. Debe tener un color uniforme, blanco o ligeramente amarillento, sin manchas, lo que será indicativo de una pieza fresca. Se trata de una carne baja en grasa, de gran valor nutricional, muy fácil de digerir y que además se puede preparar de mil maneras. Como podrán ver tenemos en esta receta un par de ingredientes muy saludables, los animo a prepararla ya que, además de muy sencilla y rápida, estoy seguro de que los enganchará.

¿Como se prepara el pollo al ajillo?
Ingredientes:
1 pollo troceado (1,5 a 1,8 Kg.)
8 dientes de ajo
1 hoja de laurel
300 ml. vino de Jerez o de vino blanco
Hierbas aromáticas: 1 ramita de romero fresco y tomillo (al gusto)
75 ml. de aceite de oliva virgen extra
Sal y pimienta negra recién molida (al gusto)
Para decorar le irá bien un poco de perejil o cilantro fresco picado (opcional)

Preparación:
01. Lo primero que hacemos al comprar el pollo es pedirle al carnicero que nos lo trocee. Ya en casa limpiamos bien los trozos de restos de grasa y les retiramos la piel salvo a las alitas. Eliminar la piel es opcional, pero considero que añade al plato un exceso de grasa innecesaria. Salpimentamos los trozos ligeramente.
02. En una cazuela ancha ponemos a calentar abundante aceite de oliva y echamos los ajos sin pelar. Los cocinamos a fuego medio, estando pendientes de que no se nos quemen. La idea es que queden caramelizados y que sirvan de aromatizante de nuestro aceite. Cuando vemos que están blanditos tras unos 5 minutos, los retiramos y reservamos.
03. Añadimos los trozos de pollo a la cazuela con el aceite aromatizado de los ajos, junto con la hojita de laurel, la rama de romero y el tomillo.
El pollo debe quedar bien frito, lo cual nos llevará unos 15 a 20 minutos por lo menos. Tenemos que estar pendientes de darle la vuelta a los trozos de vez en cuando para procurar que quede tostadito por todas partes. No se trata simplemente de dorarlo y sellarlo como cuando lo preparamos para un guiso, lo que queremos es que el pollo quede perfectamente cocinado y tierno por dentro y tostadito por fuera.
04. Cuando vemos que nuestra carne está casi lista retiramos el exceso de aceite, añadimos de nuevo los ajos que tenemos reservados y agregamos el vino. Seguimos cocinando la carne hasta que el vino se haya reducido casi por completo. Si no tenemos vino de Jerez podemos emplear perfectamente cualquier otro vino blanco de calidad que tengamos por casa… el Jerez le da un toque particular, pero con cualquiera de estos quedará estupendamente.
La guarnición para acompañar este plato puede ser una simple ensalada mixta, Papas, unos champiñones, arroz blanco, un puré de verdura y patata, etc. Servimos calentito en la mesa con un poco de perejil picado por encima o cilantro y a disfrutar de este auténtico “platazo”. Se puede echar un poco de la salsa que queda en la cazuela por encima y no se olviden de un buen pedazo de pan, para degustar esta deliciosa salsa de pollo, vino y ajo.

Fuente: Cocina & recetas
hola.com
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Arturito telúrico...

Cartas de amor que se queman
AUTOR: Manuel J.castilla/cuchi Leguizamón

Ay niña no queda nada
de todo lo que soñamos,
nuestro amor son estas llamas
que están quemando mis manos.
Nuestro amor son estas llamas
que están quemando mis manos.

Son como un ala de luto
volando papel quemado,
las cartas donde lloraba
este pecho enamorado.
Las cartas donde lloraba
este pecho enamorado.

Flor del olvido,
cartas de amor;
el que las quema no sabe
que enluta su corazón.
El que las quema no sabe
que enluta su corazón.

Yo no se porque la pena
por tus ojos se va lejos,
y no se porque los míos
se van dolidos con ellos.
Y no se porque los míos
se van dolidos con ellos.

Cartas de amor que se queman
flores negras en el viento,
le dejan al que ha querido
el corazón ceniciento.
Le dejan al que ha querido
el corazón ceniciento.

Flor del olvido,
cartas de amor;
el que las quema no sabe
que enluta su corazón.
El que las quema no sabe
que enluta su corazón.

Dúo Salteño - Cartas de amor que se queman
https://www.youtube.com/watch?v=CUQbGEDNNOM

lunes, 20 de julio de 2015

Sabor de Amigo....

La amistad es un modo de Ver.

¡Dale!
“Seguro que por esta razón, amigo mío, necesito tanto tu amistad. Tengo sed de un compañero que, por encima de los litigios de la razón, respete en mí al peregrino de aquella hoguera. Algunas veces necesito saborear de antemano el calor prometido y descansar, un poco más allá de mí mismo, pensando en esta cita, que algún día será la nuestra.
¡Estoy tan cansado de las polémicas, de los exclusivismos, de los fanatismos! Yo puedo entrar en tu casa sin tener que vestir un uniforme, sin verme obligado a recitar un Corán, sin tener que renunciar a nada de mi patria interior. A tu vera (lado) no tengo que disculparme, no tengo que defender, no tengo que probar; encuentro la paz... Por encima de mis torpes palabras, por encima de los razonamientos que pueden confundirme, tú, en mí, sólo tienes en cuenta al Hombre. En mí reconoces al embajador de creencias, de costumbres, de amores personales. Si difiero de ti, lejos de perjudicarte te enriquezco. Me haces preguntas como se pregunta al viajero.
Yo, como todos, necesito ser reconocido, contigo me siento limpio y por eso me dirijo a ti. Necesito ir a donde me sienta limpio. No han sido mis fórmulas ni mis andanzas las que te han permitido saber quién soy: ha sido el aceptar quién soy lo que, en todo caso, te ha hecho ser indulgente tanto con estas andanzas como con aquellas fórmulas. Te estoy agradecido por haberme admitido como soy. ¿Para qué necesito un amigo que me juzgue? Si acepto a un amigo que cojea en mi mesa, le ruego que se siente, no le pido que baile.
Amigo mío ¡te necesito como a la cima en la que se pueda respirar! Necesito volver a acodarme, a tu lado, a las orillas del Saone, en una mesa de un pequeño mesón de tablas mal ensambladas, y allí invitar a dos marineros con los que brindaremos en medio de la paz de una sonrisa luminosa como el día.
Si sigo combatiendo, lucharé un poco por ti. Te necesito para creer con más fuerza en el advenimiento de esta sonrisa. Necesito ayudarte a vivir...”

CARTA A UN REHEN
ANTOINE DE SAINT EXUPERY


Sabor de Amigo - Litto Nebbia
https://youtu.be/pLDagTX87nE