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sábado, 30 de junio de 2018

El GRAN Alberto Olmedo

La noche del 4 de marzo de 1988 estaba encapotada y el cielo amenazante hacía presagiar un sábado sin playa en Mar del Plata. Sin embargo, en el restaurante Hamburgo, sobre la avenida Colón, el clima era luminoso y distendido, sobre todo después de la función a sala llena de Eramos tan pobres. Había una mesa preparada para diez, presidida por Alberto Olmedo, con Divina Gloria, Javier Olmedo, Beleme (un secretario), Juan Carlos Casas (un amigo), César Bertrand y su hijo René, entre otros comensales.
Todos habían quedado "pipones" después del sabroso cochinillo que el propio Olmedo había encargado especialmente. El panqueque de manzana fue el toque dulzón para coronar lo que pintaba una noche inolvidable para René, por entonces un pibito privilegiado de 16 años -hoy actor y director teatral-, deslumbrado por esa vivencia a la que estaba habilitado por ser el hijo de Bertrand (fallecido en enero de 2008).
"Todos estábamos contentos y me acuerdo que se acercó un mozo y le dijo a Alberto que tenía un llamado. Era Nancy Herrera, su mujer. Habló con ella, volvió a la mesa y se despidió con una sonrisa. Tengo la imagen nítida en la que mi viejo le levantó el pulgar y le tiró un "Cuidate, que mañana tenemos dos funciones". El Negro miró la hora y le respondió: "Tranquilo, recién son las doce y media".
René describe la postal de aquella velada... que parece ayer nomás. "Yo estaba del lado de la ventana y lo vi a Alberto caminar hasta su Mercedes blanco, que se fue alejando por la avenida Colón".
De 46 años, director de Clavado en París, René Bertrand tiene un recuerdo más alborotado de la mañana del sábado 5. "Con mi viejo estábamos en una casita en el barrio Luro. Alrededor de las siete de la mañana nos golpearon la puerta y a los gritos un vecino nos gritó que se había muerto Olmedo. Mientras yo le contestaba que no, que estaba equivocado, miraba a mi viejo desconsolado. Al ratito, por radio, el periodista Néstor Ibarra confirmaba la triste noticia".
Alberto Olmedo había perdido la vida en su momento de mayor popularidad. Todo lo que hacía era exitoso y en el país se vivía la Olmedomanía gracias a esas creaciones de seres sin suerte: chantas, vivillos, charlatanes, buscas y pusilánimes. Todos habitantes del llamado lado "B" de la vida. “Muchos son amigos míos de Rosario, que de alguna manera me acompañan", explicaba el hacedor de frases que todavía hoy resuenan: Me trajiste a la nena; Y, si no me tienen fe; Adianchi, adianchi; Eramos tan pobres...

Los que pasaron los cuarenta recuerdan que No toca botón, su nave insignia, debutó en pantalla de Canal 11 en 1981, bajo la dirección de Hugo Sofovich. A partir de allí conocimos esa paleta de criaturas tan reconocibles e identificables, que entró a los hogares argentinos a través de la televisión -llegó a tener mediciones que alcanzaron los 45 puntos de rating-, el cine y el teatro.
Cómo no subrayar a personajes como Rucucu, El Manosanta, el Yeneral González, el encantador Borges del sketch con Alvarez (Javier Portales) y ese par de perdedores sin igual como Chiquito Reyes, el marido cornudo, y Rogelio Roldán, el explotado jefe de cadetes.
"No hubo nadie como Alberto, fijate lo que pasa a treinta años de su muerte. Lo que produjo, lo que provocó en la gente fue muy grande. Como compañera de trabajo, lo recuerdo todos los días. Era un artista fuera de serie y una persona llena de humanidad, generosa, respetuosa y leal", puntualiza Adriana Brodsky. "Yo trabajé con otros capocómicos pero ninguno con el ángel y el carisma del Negro. Él lo tenía todo, despertó cosas hermosas en la gente y supo combinar una fórmula imposible para la mayoría: ser pícaro y tierno a la vez. En tiempos en el que todo es inmediato, pasajero y efímero, Alberto sigue gobernando nuestros recuerdos".

El inolvidable Capitán
El Capitán Piluso fue su primer éxito (desde 1960 y durante veinte años), algo eclipsado, luego, por su perfil más pícaro y ramplón.
Injustamente olvidado, quizás eclipsado por todo lo que vino a partir de la década del ochenta con la fantástica fauna que rodeó a No toca botón, hay que hacer mención a su primer gran éxito, ese que desembarcó en 1960, en Canal 9: El Capitán Piluso, el de "¡a tomar la leche!" junto a su fiel ladero Coquito.
Con su clásica remera rayada, el gorrito y una gomera, Piluso aparecía todas las tardes en la televisión para acompañar la merienda de los chicos durante veinte años. Hasta tuvo una histórica pelea con el invencible Martín Karadagian -capo de otro monstruo generacional como Titanes en el Ring- en el Luna Park, que lució colmado para asistir a aquella disputa en la que por única vez el armenio Karadagián fue derrotado nada menos que por el esmirriado Capitán. Aquel combate sirvió, además, para que a partir de ese momento también los "Titanes en el Ring" tuvieran su propio espacio en la TV.

¿El secreto del boom Piluso
“Piluso fue una de esas cosas increíbles que uno nunca imagina que van a funcionar", había admitido alguna vez Olmedo, quien al principio sólo presentaba los dibujos animados de El oso Yogui, pero enseguida el personaje de Piluso comenzó a crecer.
El éxito fue inmediato y el programa pronto pasó a tener una hora de duración. ¿Motivos? El gancho era que el hombre de polera a rayas le hablaba a los chicos igual que a los grandes. Se divertía haciéndolo, llamando a tomar la leche. “Llegamos a conocer tanto a los chicos que trazábamos unos esquemas diarios y salía una hora de programa. Así, además, era más espontáneo, más fresco y más divertido. Hasta nosotros nos divertíamos de las cosas que se nos ocurrían sobre la marcha”, afirmó años atrás su director Edgardo Borda.

"Era inconmensurable". Lo repite dos y tres veces Celia Sofovich, la mujer de Hugo, de los poquísimos que podía mantener al Negro a rienda corta. Y no se equivoca Celia, porque Olmedo revaluaba hasta lo más vulgar y hacía única cualquier minucia. Hasta inventó lo que sucedía detrás de cámara, cuando se olvidaba los libretos, de los que no le importaba pasarlos por alto. O manoteaba los textos del apuntador ante la carcajada natural de ese secundario fuera de serie que fue el narigón Alfonso Pícaro.
"Era un tipo tranquilo, solitario, no le gustaba andar llamando la atención", opina René Bertrand. "Gracias a que mi viejo me llevaba, yo compartí comidas, salidas y tengo el recuerdo de un amigo leal por sobre todas las cosas, que escuchaba, que tendía una mano, que nunca emitía juicios de valor. Cuando mi viejo (César Bertrand) se separó (de María Rosa Fugazot), Alberto lo invitó a Punta del Este para cambiar el microclima, la onda y sacarse la mufa".
Hace una pausa René, busca precisión: "El Negro era muy introvertido, mi viejo lo mismo. No eran simpáticos, chistosos ni muy sociales. Alberto, sobre todo, era hermético, pero un amigo de fierro".

Fuente: clarin.com/

Grotowski y Stanislavski - Alberto y Susana (1980)
Alberto Olmedo & Javier Portales: 2 escritores, frustrados, que hablan de literatura, mientras esperan su turno en el canal para que les tomen una prueba para hacer un bolo. 
https://youtu.be/RXrim3Se6hc

No Toca Botón - Operario Cordobés (Cabecita Negra) 1984/85 (canal 11)
El Operario Cordobés, acompañaba a Eddie Pequenino a realizar trabajos a domicilio (también es recordado como "El Cabecita Negra") En este sketch el genial Alberto Olmedo hacía gala de un lenguaje gestual de proporciones épicas, no necesitaba hablar para hacernos reir hasta el cansancio.
https://youtu.be/IdWQV6a9kGQ

La vieja atorranta - de: Gabriel Rolón

Hace muchos años, cuando era psicólogo muy joven, trabajé en algunos geriátricos. (...) Muchos de ustedes trabajarán o habrán trabajado en alguna institución, y sabrán que lo que tiene que hacer todo el que trabaja en un establecimiento al ingresar es ir a la cocina, porque  la cocinera es la que está al tanto de todo lo que pasa.Más que los médicos incluso.
Llegué, entonces, una mañana, me dirigí a la cocina y, como era habitual, le pregunté a la cocinera:
-¿Y, Betty, alguna novedad?
-Sí, doctor- me llamó así aunque soy licenciado-. ¿Ya vio a la vieja atorranta?
-No - le dije asombrado-. ¿Entró una abuela nueva?
-Sí, una viejita picarona.
Me quedé tomando unos mates con ella y no volví a tocar el tema hasta que entró la enfermera y me dijo:
-Gaby, ¿ya viste a la atorranta?
-No -le respondí.
-Tenés que verla. Se llama Ana.
Lo primero que me llamó la atención fue que utilizara, para referirse a ella, el mismo término que había usado la cocinera: atorranta. Pero lo cierto es que habían conseguido despertar mi interés por conocerla. De modo que hice mi recorrida  habitual por el geriátrico y dejé para el final la visita a la habitación en la que estaba Ana.
En esa hora yo me había estado preguntando de dónde vendría el mote de vieja atorranta. Supuse que, seguramente, debía ser una mujer que cuando joven habría trabajado en un cabaret, o que tendría alguna historia picaresca. Pero no era así.
Cuando entré en su habitación me encontré con una abuela que estaba muy deprimida y que casi no podía hablar a causa de la tristeza. Su imagen no podía estar más lejos de la de una vieja atorranta. Me acerqué a ella, me presenté y le pregunté: -Abuela, ¿qué le pasa? Pero ella no quiso hablar demasiado; apenas si me respondió algunas preguntas por una cuestión de educación. Pero un analista sabe que esto puede ser así, que a veces es necesario tiempo para establecer el vínculo que el paciente necesita para poder hablar. Y me dispuse a darle ese tiempo. De modo que la visitaba cada vez que iba y me quedaba en silencio a su lado. A veces le canturreaba algún tango. Y, allá como a la séptima u octava de mis visitas la abuela habló:
-Doctor, yo le voy a contar mi historia.
Y me contó que ella se había casado, como se acostumbraba en su época, siendo muy jovencita, a los 16 años con un hombre que le llevaba cinco. Yo la escuchaba con profunda atención.
-¿Sabe? -me miró como avisándome que iba a hacerme una confesión-, yo me casé con el único hombre que quise en mi vida, con el único hombre que deseé en mi vida, con el único hombre que me tocó en mi vida y es el hombre al que amo y con el que quiero estar.
Me contó que su esposo estaba vivo, que ella tenía ochenta y seis años y él noventa y uno y que, como estaban muy grandes, a la familia le pareció que era un riesgo que estuvieran solos y entonces decidieron internarlos en un geriátrico. Pero como no encontraron cupo en un hogar mixto, la internaron a ella en el que yo trabajaba, y a él en otro. Ella en provincia y él en Capital.
Es decir que, después de setenta años de estar juntos los habían separado. Lo que no habían podido hacer ni los celos, ni la infidelidad, ni la violencia, lo había hecho la familia. Y ese viejito, con sus noventa y un años, todos los días se hacía llevar por un pariente, un amigo o un remisse en el horario de visita, para ver a su mujer.
Yo los veía agarraditos de la mano, en la sala de estar o en el jardín, mientras él le acariciaba la cabeza y la miraba. Y cuando se tenían que separar, la escena era desgarradora.
¿Y de dónde venía el apodo de vieja atorranta? Venía del hecho de que, como el esposo iba todos los días a verla, ella le había pedido autorización a las autoridades del geriátrico para ver si, al menos una o dos veces por semana, los dejaban dormir la siesta juntos. Y entonces, ellos dijeron: -Ah, bueno... mirá vos la vieja atorranta.
Cuando la abuela me contó esto, estaba muy angustiada y un poco avergonzada. Pero lo que más me conmovió fue cuando me dijo, agachando la cabeza:
-Doctor, ¿qué vamos a hacer de malo a esta edad? Yo lo único que quiero es volver a poner la cabeza en el hombro de mi viejito y que me acaricie el pelo y la espalda, como hizo siempre. ¿Qué miedo tienen? Si ya no podemos hacer nada de malo.
Conteniendo la emoción, le apreté la mano y le pedí que me mirara. Y entonces le dije:
-Ana, lo que usted quiere es hacer el amor con su esposo. Y no me venga con eso de que ¿qué van a hacer de malo? Porque es maravilloso que usted, setenta años después, siga teniendo las mismas ganas de besar a ese hombre, de tocarlo, de acostarse con él y que él también la desee a usted de esa manera. Y esas caricias, y su cara sobre la piel de sus hombros, es el modo que encontraron de seguir haciéndolo a esta edad. Pero déjeme decirle algo, Ana: ése es su derecho, hágalo valer. Pida, insista, moleste hasta conseguirlo. Y la abuela molestó. Recuerdo que el director del geriátrico me llamó a su oficina para preguntarme: -¿Qué le dijiste a la vieja?
-Nada- le dije haciéndome el desentendido- ¿Por qué?
La cuestión fue que con la asistente social del hogar en el que estaba su esposo, nos propusimos encontrar un geriátrico mixto para que estuvieran juntos. Corríamos contra reloj y lo sabíamos. Tardamos cuatro meses en encontrar uno. Sé que, dicho así, parece poco tiempo. Pero cuatro meses cuando alguien tiene más de noventa años, podía ser la diferencia entre la vida y la muerte. Además ella estaba cada vez más deprimida y yo tenía mucho miedo de que no llegara. Pero llegó.
Y el día en el que se iba de nuestro geriátrico fui muy temprano para saludarla, y en cuanto llegué, la cocinera me salió al cruce y me dijo: -No sabés. Desde las seis de la mañana que la vieja está con la valija lista al lado de la puerta. -Yo me reí.
Entonces fui a verla y le dije: -Anita, se me va. Y ella me miró emocionada y me respondió: -Sí doctor... Me vuelvo  a vivir con mi viejito. -Y se echó en mis brazos llorando.
-Ana- le dije- Nunca me voy a olvidar de usted. Y como habrán visto, no le mentí.             
Jamás me olvidé de ella, porque aprendí a quererla y respetarla por su lucha, por la valentía con la que defendió su deseo y porque gracias a esa vieja atorranta, pude comprobar que todo lo que había estudiado y en lo que creía, era cierto: que es verdad que la sexualidad nos acompaña hasta el último día y que se puede pelear por lo que se quiere aunque se deje la vida en el intento. Y además, porque la abuela me dejó la sensación de que, a pesar de todas las dificultades, cuando alguien quiere sanamente y sus sentimientos son nobles, puede ser que enamorarse sea realmente algo maravilloso y que el amor y el deseo puedan caminar juntos para siempre.

Fletcher Henderson - Hop Off

Fletcher Henderson and his Orchestra (Chicago, 14.09.1928)  
 Russell and Joe Smith Bobby Stark (tp) prob Charlie Green Benny Morton (tb)
Buster Bailey (cl as) Jerome Pasquall (as) Coleman Hawkins (ts) Fletcher Henderson (p)
Charlie Dixon (bj) June Cole (tu) Kaiser Marshall (d)
https://youtu.be/o5c4ODthTT4

Pato a la naranja

(receta paso a paso)

Ingredientes
◾1 pato de 1,7 kilos
◾100 ml de coñac
◾4 naranjas
◾75g de azúcar
◾50g de vinagre de vino
◾60g de manteca
◾2 cubos de caldo de pollo
◾Sal y pimienta negra molida

Elaboración paso a paso
1. Salpimienta el pato de un lado y del otro y también hazlo por dentro.
2. Funde la manteca y mézclala con los cubos de caldo de pollo desmenuzados.
3. Pincela el pato (con la mezcla de manteca y los caldos de pollo) por dentro y por fuera y colócalo sobre una bandeja de horno refractaria. Vuelca lo que te haya quedado de la mantequilla fundida por encima.
4. Pela una de las naranjas y cortala en gajos. Colocala en un recipiente con el coñac y deja macerar durante una hora.
5. Coloca la naranja macerada dentro del pato y vierte el coñac sobre el pato.
6. Lleva el pato a la naranja al horno durante 40 minutos a 200 °C con calor arriba y abajo. Transcurrido este período de tiempo, exprime dos naranjas y riega el pato con este zumo.
7. Cada tanto ve arrojando el jugo de cocción por encima del pato. Tapa con papel aluminio y coce durante unos minutos más. Retira el pato del horno y da vuelta para que vaya dorándose parejo.
8. Prepara un caramelo con el azúcar y un poco de agua y cuando comience a tomar color, agrega el vinagre de vino de a poco, dado que puede salpicar. Coce durante dos minutos a fuego bajo.
9. Saca el pato del horno y pincélalo con el almíbar por arriba y por abajo. Corta la última naranja en rebanadas y colócala alrededor del pato y también por debajo de él. Finaliza la cocción remojando con los jugos que ha soltado. En total el pato debe hornearse durante 135 minutos, aunque el tiempo de cocción depende de cada horno. Comprueba que esté blando por dentro y crocante por fuera.
10. Sirve el pato a la naranja con las rodajas de naranja alrededor y la salsa en una salsera aparte.

Fuente: https://placeralplato.com/

Un sol - Alfonsina Storni

Mi corazón es como un dios sin lengua,
 Mudo se está a la espera del milagro,
 He amado mucho, todo amor fue magro,
 Que todo amor lo conocí con mengua.

 He amado hasta llorar, hasta morirme.
 Amé hasta odiar, amé hasta la locura,
 Pero yo espero algún amor natura
 Capaz de renovarme y redimirme.

 Amor que fructifique mi desierto
 Y me haga brotar ramas sensitivas,
 Soy una selva de raíces vivas,
 Sólo el follaje suele estarse muerto.

 ¿En dónde está quien mi deseo alienta?
 ¿Me empobreció a sus ojos el ramaje?
 Vulgar estorbo, pálido follaje
 Distinto al tronco fiel que lo alimenta.

 ¿En dónde está el espíritu sombrío
 De cuya opacidad brote la llama?
 Ah, si mis mundos con su amor inflama
 Yo seré incontenible como un río.

 ¿En dónde está el que con su amor me envuelva?
 Ha de traer su gran verdad sabida…
Hielo y más hielo recogí en la vida:
 Yo necesito un sol que me disuelva.

jueves, 28 de junio de 2018

La historia de Oscar Cabalén: Peor que la muerte es el olvido

El 25 de agosto de 1967, Oscar Cabalén y su acompañante, Oscar Arnaiz, perdían la vida cuando probaban un prototipo Ford de Turismo Carretera, en lo que entonces era el circuito de SOMISA. El accidente fatal se produjo muy cerca de donde hoy se levanta el Parque COMIRSA. Y el monolito que recuerda a ese fantástico piloto santafesino, cordobés por adopción, hoy se encuentra olvidado entre yuyos y basura. Una historia de triste (y olvidado) final.

Muchos nicoleños, incluso, ignoran que hace unos 50 años nuestra ciudad era noticia a nivel nacional. El fallecimiento de Oscar Cabalén teñía de luto al automovilismo argentino. Hay una historia detrás del trágico destino de ese piloto nacido en Chabás (Santa Fe), pero cuya figura esta ligada a Córdoba, la provincia que lo acunó desde sus primeras experiencias en el mundo motor. Incluso, el autódromo de Alta Gracia hoy lleva el nombre de quien dejara su vida entre los hierros de un Ford que se preparaba para correr el sexto Gran Premio de TC “Gral. Manuel Savio”.
Cabalén nació el 4 de febrero de 1924, en Chabás, provincia de Santa Fe. El 1 de julio de 1950 debutaba en Turismo Carretera. En 1953 participó en la Carrera Panamericana, desarrollada en México, logrando el 3° lugar en la categoría "Turismo Especial". En 1955 corrió la "Mille Miglia" en Italia, consiguiendo el 5º puesto en la categoría "Alfa Romeo Giulietta Sprint Veloce". En 1961 vuelve a la Argentina y logra el subcampeonato de TC, detrás del legendario Oscar Alfredo Gálvez.
En 1966 gana el "Gran Premio de Turismo", conduciendo un Ford Mustang. Ya en 1967, se convierte en uno de los miembros del "Team Racing Ford Argentina". El 25 de agosto de ese año falleció mientras probaba un Ford Sport Prototipo, el viernes previo al fin de semana en que se iba a correr en nuestra ciudad.

Los hechos
Cabalén llega a San Nicolás el mismo 25 de agosto a las 9.30, y se aloja en el Hotel Colonial. Aquí ya lo aguardaban Horacio Steven, Horacio Pedernera y Francisco Arnaiz. Pedernera era su acompañante y Arnaiz era integrante del equipo de Horacio Steven.
La historia cuenta que, antes de subirse al prototipo, Cabalén le pide a su acompañante Pedernera si puede llevar su campera al auto. Cuando Pedernera regresa, en el lugar del acompañante estaba sentado Arnaiz, calzado con un casco de F1 que le había comprado a una piloto Inglesa llamada Natali Gowin. Arnaiz le había pedido varias veces a Cabalén que lo llevara a dar una vuelta. Y el santafesino se lo había prometido. Cosas del destino.
Cabalén y Arnaiz hicieron una salida, para no regresar más. Marchaban a 230kh por la banquina. Delante suyo circulaba un camión de Vialidad Nacional, chapa patente 7013.
No esta claro porqué, el prototipo abandona la banquina, vuelve al pavimento, hace medio trompo, y empieza a recorrer unos 70mts aproximadamente hacia la banquina derecha.
El auto pasa por detrás del camión cruzado por espacio de 50 mts, hasta pegar de cola sobre un montículo de tierra. Se le desprende la rueda trasera izquierda, el prototipo salta y cae 23mts más adelante, siempre sobre la banquina.
A esa altura ya se había desprendido la trompa y la cola seguía rebotando, hasta que el Ford quedó detenido sobre el cruce con el camino a Ramallo.  El vehículo, de carrocería de fibra de vidrio, de fácil combustión, se incendió muy rápidamente, con gasolina de alto octanaje, atrapando a los conductores en la carlinga.

Testigo directo
Cerca del lugar del accidente, había una fábrica de ladrillos refractarios. Uno de los obreros de la planta, Marcelo Neif, escuchó el ruido del auto y se quedó sobre el alambrado para verlo pasar; “Vi a Cabalén pasar muy fuerte, puso la cuarta 500mts antes de la fábrica. Yo calculo que pasó a 230km enfrente mio. El auto se desplazó hacia la banquina izquierda, y levantó mucha polvareda. Vi encenderse las luces de stop, y el auto se cruzó sobre el lado opuesto. También vi algo azul que se levantó 10mts de altura, fue la trompa. Cuando el prototipo se detuvo vi el fuego. Avisé, y salimos todos enloquecidos con matafuegos. Pero llegamos casi cinco minutos después, ya era tarde“. Cuando se le preguntó al testigo por el camión de Vialidad dijo: “Se fue, desapareció“.
Cabalén no muere en el incendio, sino por el tremendo impacto contra el montículo de tierra. Incluso, el volante se le incrustó en el estomago. Francisco Arnaiz, en cambio, muere por el fuego.
Cabalén estaba casado con Ketty Aviani, tuvieron 5 hijos: Gustavo, Marisa, Oscar, Mariana  y Liliana, quien nació pocos días después de la muerte de su padre,  un verdadero ídolo.

RECUPERARLO Por respeto y por atractivo turístico
Sería bueno que el monolito a Oscar Cabalén sea recuperado, no sólo por respeto a ese ídolo del deporte motor, sino también como referencia turística para la ciudad. En un país tan “fierrero” como éste, probablemente mucha gente se sienta atraída por conocer el lugar en el que dejó de existir uno de los grandes pilotos de Turismo Carretera, de todos los tiempos.

Fuente: diarioelnorte.com.ar/

Nistagmo (o Nistagmus)

Es un término para describir movimientos rápidos e involuntarios de los ojos que pueden ser:
•De un lado a otro (nistagmo horizontal)
•Arriba y abajo (nistagmo vertical)
•Rotatorio (nistagmo rotatorio o de torsión)
Según la causa, estos movimientos pueden ser en ambos ojos o solo en un ojo.

Consideraciones
Los movimientos oculares involuntarios del nistagmo son causados por anomalías de funcionamiento en las áreas del cerebro que controlan los movimientos de los ojos. La parte del oído interno que percibe el movimiento y la posición (el laberinto) ayuda a controlar los movimientos oculares.
Hay dos formas de nistagmo:
•Síndrome de nistagmo infantil (SNI) que está presente al nacer (congénito).
•Nistagmo adquirido que se presenta posteriormente en la vida debido a una enfermedad o lesión.

Causas
NISTAGMO QUE ESTÁ PRESENTE AL NACER (síndrome de nistagmo infantil o SNI): El síndrome de nistagmo infantil generalmente es leve. No se vuelve más grave y no está relacionado con ningún otro trastorno.
Las personas con esta afección no son conscientes de los movimientos del ojo, pero otras pueden verlos. Si estos movimientos son pronunciados, la agudeza visual (agudeza de la visión) puede estar por debajo de 20/20. La cirugía puede mejorar la visión.
El nistagmo puede ser causado por enfermedades congénitas del ojo. Aunque esto es poco frecuente, un especialista ocular (oftalmólogo) debe evaluar a cualquier niño que padezca nistagmo para verificar la presencia de la enfermedad ocular.
NISTAGMO ADQUIRIDO: La causa más común de nistagmo adquirido son ciertos fármacos o medicamentos. La fenitoína (Dilantin), un medicamento anticonvulsivo, el exceso de alcohol o cualquier sedante puede alterar el funcionamiento del laberinto.

Otras causas abarcan:
•Traumatismo craneal a raíz de accidentes automovilísticos
•Trastornos del oído interno como laberintitis o la enfermedad de Meniere
•Accidente cerebrovascular
•Deficiencia de tiamina o vitamina B12
Cualquier enfermedad cerebral, como esclerosis múltiple o tumores cerebrales, puede causar nistagmo si se presenta daño a las áreas que controlan el movimiento de los ojos.

Cuidados en el hogar
Es posible que necesite hacer cambios en el hogar para ayudar con el mareo, los problemas visuales o los trastornos del sistema nervioso.

Cuándo contactar a un profesional médico
El nistagmus, al ser una enfermedad compleja, en la mayor parte de los casos, debe ser tratada por distintos especialistas: Neurólogo, Oftalmólogo...
El tratamiento suele estar orientado a la búsqueda de la mejor situación visual del paciente para conseguir la mejor visión posible y su mayor confort. Dependerá, por tanto, de la causa del problema.
El profesional médico tomará una historia clínica cuidadosa y llevará a cabo un examen físico completo, enfocándose en el sistema nervioso y el oído interno. Le puede solicitar que use un par de lentes que aumentan el tamaño de los ojos como parte de la evaluación.
Para examinar el nistagmo, el médico puede usar el siguiente procedimiento:
•Usted girará durante unos 30 segundos, se detendrá e intentará fijar la mirada en un objeto.
•Los ojos se moverán primero lentamente en una dirección y luego se moverán rápidamente en la dirección opuesta.
Si usted tiene nistagmo debido a una enfermedad, estos movimientos oculares dependerán de la causa.

Se pueden realizar los siguientes exámenes:
•Tomografía computarizada de la cabeza
•Electrooculografía: un método eléctrico para medir el movimiento de los ojos utilizando electrodos diminutos
•Resonancia magnética de la cabeza
•Prueba vestibular que se realiza registrando los movimientos de los ojos
No existe ningún tratamiento para la mayoría de casos de nistagmo congénito. El tratamiento para el nistagmo adquirido depende de la causa. En algunos casos, el nistagmo es irreversible. En los casos debidos a medicamentos o infección, el nistagmo por lo regular desaparece después de que la causa mejora.
Algunos tratamientos pueden ayudar a mejorar la función visual de las personas con el síndrome de nistagmo infantil:
•Prismas
•Cirugía como la tenotomía
•Terapias farmacológicas para el nistagmo infantil.

Fuente: https://medlineplus.gov/spanish/ency/article/003037.htm

West Jazz Band - Blues de los techos de lata

"Tin Roof Blues" 
El blues se tocaba con guitarra y se cantaba improvisando, generalmente en todos los lugares donde habían africanos ocurrían cosas parecidas en lo musical, por ejemplo poca gente sabe que los grandes payadores argentinos eran casi todos negros, podriamos decir que el blues, es la payada que nacio en el territorio de EEUU.
El estilo de blues sigue hasta el dia de hoy, se ha mezclado con todos los estilos , estilos de jazz, jazz moderno, contemporáneo, rock, etc.
Este blues surgió en storyville una villa donde vivian grandes músicos como Louis Armstrong, Buddy Bolden, Manuel Pérez, Big Eye Nelson, Bunk Johnson, Tony Jackson, Jelly Roll Morton, Richard M. Jones, entre otros. Donde existía gran cantidad de casas de chapa, este blues homenajea ese lugar.
https://youtu.be/nsbk0TBtgE4

Del lado equivocado...

Un convento, de aquellos ortodoxos, la Madre Superiora mientras se
despereza, murmura:
- Que noche hermosa!!, hoy no voy a molestar a las pobres monjitas, las
voy a tratar bien !

Se levanta y comienza a recorrer las celdillas...
- Buen dia Sor Josefa, la veo muy bien, y el sueter que esta tejiendo...
- Gracias Madre, Ud. tambien se ve muy bien, pero parece que se ha bajado
por el lado equivocado de la cama eh?

No le gusto nada el comentario final y continuó. En la siguiente celdilla
repitió:
- Buen día Sor María, qué bien se le ve hoy,y qué bonito esta quedando ese
bordado...
- Gracias Madrecita, Ud. tambien se ve bien, pero parece que se ha bajado por
el lado equivocado de la cama...

La Superiora se mordió y siguió su recorrido. Pero todas las monjitas le
respondían lo mismo. Así que cuando llegó a la quinta monja ya estaba que
trinaba, entonces saludó con los dientes apretados...
- Buen dia Sor Leonor, seame sincera...yo me veo como si me hubiera bajado
por el lado equivocado de la cama?
- Si, madrecita...
- Y qué le hace pensar eso?
- Es que lleva puestas las sandalias del Padre Ramón!!!

Reforma, Revolución, Rebelión

La consciencia del hombre no ha crecido por siglos. Sólo de vez en cuando un hombre florece, pero en millones de personas el florecimiento de un hombre no es una regla, es una excepción.
Y porque está solo, la muchedumbre no puede tolerarlo. Se convierte en una clase de humillación; su misma presencia se vuelve insultante, porque te abre los ojos, te hace más consciente de tu potencial y tu futuro.
El mundo ha conocido sólo unos cuantos rebeldes, pero ahora es el momento. Si la humanidad demuestra ser incapaz de producir un gran número de rebeldes (un espíritu rebelde) entonces nuestros días sobre la tierra están contados, entonces este siglo puede convertirse en nuestro cementerio. Estamos llegando muy cerca a ese punto.
Tenemos que cambiar nuestra consciencia, crear mayor energía meditativa en el mundo, crear más amor. Tenemos que destruir al hombre viejo y su fealdad, sus ideologías empobrecidas, sus estúpidas discriminaciones e idiotas supersticiones, y crear un nuevo hombre con ojos frescos, con nuevos valores, una discontinuidad con el pasado. Ese es el significado de rebeldía.

Estas tres palabras te ayudarán a comprender:
Reforma significa una modificación. Lo viejo permanece, le das una nueva forma; un tipo de renovación de un edificio viejo. Su estructura original permanece, lo blanqueas, lo limpias, haces algunas ventanas, algunas puertas nuevas.

La revolución va más allá de la reforma. Lo viejo permanece, pero muchos cambios se le añaden aún en su estructura fundamental, no sólo cambiando su color y abriendo algunas ventanas y puertas, sino construyendo nuevos pisos, elevándolo más hacia el cielo. Pero lo viejo no es destruido, permanece escondido detrás de lo nuevo. La revolución es una continuidad con lo viejo.

La rebelión es una discontinuidad. No es una reforma, no es una revolución. Es simplemente desconectarte de todo lo que es viejo. Las viejas religiones, las viejas ideologías políticas, el viejo hombre, todo lo que es viejo, te desconectas de ello. Comienzas una vida fresca, desde sus principios. Preparemos a la humanidad para empezar la vida nuevamente, una resurrección, una muerte de lo viejo y un nacimiento de lo nuevo...

Por: Osho