OTOÑO DEL NOVENTA Y OCHO
Angel que inquietás
mi mundana humanidad,sos un cóctel molotov
siempre a punto de estallar.
Adorable sensación,
se me embriaga el
corazóncon el néctar de tu esencia,
por ti dejaré brotar,
una canción y mil quimeras.
Musa que nutrís
mi raída inspiración,en el aire hay un acorde
que desnuda esta pasión.
Es mi sino la
ilusión,
de escuchar tu
corazónalterando sus latidos,
por un beso intespectivo
que daré sin dar razón.
Me perderé en las noches,
por los recodos de
bohemiaque aún cobija Buenos Aires.
Donde el cuerdo se hace el loco
y deja aflorar su arte.
Donde habré de
reeditar,
mis teorías de la
vida,las que seguro harán que siga
siendo día y vos el sol.
Flama intensa que quebrás
el glaciar que hay en mi alma,
asentás tus convicciones,
aunque otro pierda la calma.
Tu sensualidad
seduce,
es tu piel un
desafío,y tus ojos incisivos,
han hecho presa de mí
por los siglos de los siglos.
Hacer que sea realidad,
se ha vuelto en mí una obsesión,
no habrá barrera que impida
que logre llegar a vos.
Fuimos uno en otras
vidas,
y aunque seamos la
excepcióna los cánones modernos,
probaremos que este amor,
este amor si que es eterno.
ARTURO ARIAS TERCEIRO
9 de junio de 1998
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