Un hombre acude a la parroquia del barrio y le dice al párroco:
- Buenas Padre, venía a ver si usted me puede bautizar al perro.
- ¿Pero qué dice? Los perros no se bautizan, se pueden bendecir solo el día de San Antonio, pero nada más, si usted quiere.
- No no. Yo quiero que lo bautice.
- Que le digo a usted que no -seguía negándose el cura.
- Padre, es que el perro es como de la familia... además si lo bautiza le dejaremos a la parroquia un donativo de 10.000 dólares.
- Bueno, la verdad es que... -el Cura sorprendido titubeaba sin parar. si me lo trae ahora..., pero rápido!
> A los dos meses, viene el Obispo de visita y observa el nuevo órgano, el nuevo retablo, los nuevos bancos y le pregunta al párroco:
- Pero no me habías dicho que la parroquia estaba mal de economía??
- Si... pero... -lloraba el Cura: Señor obispo, no se lo puedo ocultar, un hombre me pagó si le bautizaba a su perro y acepté. ¡Buuuuaaaaaa!
- Pero... ¡que has hecho insensato! ¿un sacramento a un animal?...
Eso va contra los preceptos de la Iglesia, mal cura, desgraciado, ignorante.... ¿Por cuánto se lo bautizaste? -preguntó finalmente el Obispo.
- Por 10.000 dólares Señor Obispo...
-¡10.000 dólares! -exclamó el Obispo, para luego más tranquilo preguntar: Y... ¿no te preguntó nada acerca de la primera comunión?
jueves, 30 de octubre de 2014
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2 comentarios:
muy buenooooooo
esta bueno.... jajaja
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