Es una verdadera reliquia que invita a conocer sus aulas...
La ciudad de Bolonia, en la región de la Emilia-Romaña, en Italia, tiene la universidad más antigua de toda Europa.
Fundada en 1088, la Universidad de Bolonia, llamada oficialmente Alma Mater Studiorum, fue uno de los primeros centros de estudios y atraía a decenas de estudiantes que buscaban transformarse en eruditos siguiendo las dos carreras que al principio eran dictadas en sus excelsas aulas: Humanidades y Derecho, canónico y civil.
Debido a las leyes que regían en esa época, los estudiantes estaban organizados por naciones, es decir que se agrupaban de acuerdo a su nacionalidad o procedencia. Una vez organizados, cada nación contrataba a sus propios profesores. Con el transcurrir de los años y debido al crecimiento del cuerpo estudiantil, decidieron organizarse en universitas y transformarse en una universidad como la conocemos hoy.
Dante Aligheri, Nicolás Copérnico, Alberto Dudero, Camillo Golgi, Guillermo Marconi y Pier Paolo Pasolini son algunos de los nombres que han dejado una indeleble marca en su paso por los pasillos de la institución.
Después de casi un milenio de historia conocer algunas de sus aulas más importantes es como hacer un viaje en el tiempo. Y si alguna vez deciden recorrer sus instalaciones, no se pueden perder el famoso palacio del Archiginnasio, una de las sedes mas importantes.
En su patio principal hay aproximadamente 7000 escudos de armas pertenecientes a diferentes alumnos y que hoy rinden homenaje al paso del tiempo. También se encuentra el Teatro Anatómico, tal vez el aula más famosa, donde los estudiantes de medicina aprendían sobre el cuerpo humano a través de la disección de cuerpos presentes. Hoy se ha transformado en una verdadera reliquia, y sentarse por un segundo en sus bancos de madera es maravilloso.
La Universidad cuenta con más de cien mil alumnos distribuidos en las más de 30 carreras disponibles, lo cual hace que las calles vibren al ritmo de los jóvenes, que le ponen un impronta muy especial a la vida diaria de la ciudad.
Muy cercano al edificio principal de la universidad se encuentra el Teatro Comunal de Bolonia, uno de los templos de la música clásica y la ópera en Italia. Esta situado en la plaza Giuseppe Verdi, donde converge la Via Zamboni, la calle universitaria por antonomasia y el lugar preferido por los alumnos para encontrarse.
Fue una gran sorpresa encontrarme durante una templada tarde de finales de verano con cientos de chicos sentados en la misma plaza, decenas de grupos de amigos compartiendo un trago provisto por algunos de los bares cercanos, otros asignando tareas de estudio para trabajos prácticos, los más joviales con una guitarra entonando clásicas canciones. Se podía percibir una especie de algarabía especial. El espectáculo que se desarrollaba ante mis ojos era inspirador. Se podía sentir en el aire una sensación única. La alegría compartida por muchos de encontrarse nuevamente, de comenzar un nuevo año. Un año de ilusiones, de esperanzas y de pruebas, seguramente no sólo académicas. El tránsito de gente por la calle era frenético también. Muchísima gente volvía a sus casas después de un día largo de trabajo y era maravilloso ver en sus rostros la misma sonrisa que albergaba mi rostro al observar lo que sucedía en la plaza: seguramente viéndose reflejados sus años mozos.
La luz de la tarde iluminaba todo esto y transformaba a la ciudad medieval y renacentista de Bolonia en una especie de retablo moderno.
Fuente: Iván de Pineda, para Revista La Nación, Buenos Aires, Argentina.
28 de marzo de 2016.
(Jorge L. Icardi, reportero intternacional...)
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