En el “Diccionario de la Historia Argentina”, Félix Luna escribió que la palabra “croto” se utilizó en nuestro país para designar a los vagos, en realidad peones golondrina que se desplazaban buscando trabajo. Su aspecto harapiento, sucio y la pobreza extrema de su equipaje contrastaban vivamente con sus principios morales. No eran resentidos sociales ni parásitos. No querían robar, sino trabajar. Muchos se sometían a increíbles privaciones y a intensos trabajos, porque con lo que ahorraran podrían hacer venir de Europa a sus familiares o comprarse un lote y comenzar a hacerse una casita. No fue posible relacionar la pobreza y necesidades de esa gente con el delito, y por eso fue justo el decreto del gobernador de Buenos Aires “José Camilo Crotto” de permitirles viajar gratis en los vagones de carga del ferrocarril.
Los crotos nos demostraron que es perfectamente posible ser pobres sin incurrir en el delito, y que si el trabajo no viene a uno, hay que salir a buscarlo.
¡Ah!, en esa época tampoco los políticos robaban y los sindicalistas eran pobres.
Los crotos ¿suscribirían la afirmación de un joven de una villa del conurbano quien dijo que “trabajar es de giles”?
Lunes 13 de febrero de 2017
Humberto Guglielmin
domingo, 26 de marzo de 2017
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