Sonriente, aunque todavía asombrada por el galardón, Donna Strickland, la científica canadiense que este año se convirtió en la tercera mujer en la historia en recibir el Nobel de Física (después de Marie Curie, en1903, y Maria Goeppert-Mayer, en 1963, entre 201 premiados), agrega también otra rareza a este galardón. No hay, que se recuerde, otro investigador que lo haya recibido por el primer trabajo que hizo.
De hecho, Strickland desarrolló la técnica que hizo posibles los lásers de pulsos ultracortos mientras hacía su doctorado bajo la dirección de Gérard Mourou, con quien comparte la mitad del premio.
Nacida en Guelph, Ontario, en 1959, se graduó en Física en la Universidad Mc Master y se doctoró en la de Rochester. Su tesis doctoral, en óptica, llevaba el título de "Desarrollo de un láser ultrabrillante y una aplicación a la ionización multifotónica". Desde 1997, trabaja en la Universidad de Waterloo, donde es profesora asociada en el Departamento de Física y Astronomía, y continúa sus estudios en el campo de la aplicación del láser. También fue presidenta de la Sociedad Óptica Estadounidense, presente en un centenar de países..
"Me divertía y trabajaba mucho -confesó, cuando le preguntaron desde la Academia de Ciencias de Suecia sobre aquel trabajo pionero. Y agregó-: No soy de esas mujeres que piense que le están dando este premio por su género, pero necesitamos celebrar a las físicas... Me siento honrada de ser una de ellas".
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