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domingo, 13 de mayo de 2012

El ojo electrónico

Dos personas invidentes lograron ver la luz y distinguir formas gracias al primer ensayo de un "ojo electrónico" -un microchip que se implanta en la retina- que se realizó en el Reino Unido.
Ambos sujetos habían perdido la visión a causa de retinitis pigmentosa, un trastorno ocular genético que provoca ceguera permanente, pero semanas después de la operación, vieron luz y formas. Tal como señalan los investigadores, ambos están ahora comenzando a experimentar "la restauración de una visión útil".
Los científicos del Hospital de Ojos de la Universidad de Oxford y el King's College de Londres afirman que estos resultados "superan todas las expectativas".
En el pasado, otros implantes de retina también han logrado revertir la ceguera, pero a diferencia de este chip -que permite al paciente detectar objetos con sus ojos- aquellos utilizan una cámara externa.
La nueva tecnología, desarrollada por la empresa alemana Retina Implant, funciona convirtiendo la luz que entra al ojo en impulsos eléctricos que son alimentados al nervio óptico en la parte posterior del ojo.
El objetivo es reemplazar las células de la retina que pierden los individuos que sufren enfermedades como la retinitis pigmentosa.
El pequeño microchip, que se implanta debajo de la retina, contiene 1.500 microscópicos detectores de luz electrónicos.
El nervio óptico es capaz de recoger las señales eléctricas del microchip y enviarlas al cerebro para que los pacientes puedan volver a experimentar algo de la visión perdida.
Funciona con energía externa conectado a un cable que sale por la piel detrás del oído para conectarse a una batería.
El implante ya fue probado exitosamente con pacientes en Alemania y éste es el primer ensayo clínico en el Reino Unido, en el cual los investigadores realizaron algunas mejoras respecto a la prueba anterior.
"Lo que hace única a esta tecnología es que todas las funciones de la retina están integradas en el chip", explica el profesor Robert MacLaren, quien dirige el estudio.
"Tiene 1.500 pequeños diodos y electrodos sensores de luz que estimulan los nervios suprayacentes para crear una imagen pixelada".
"Aparte de un dispositivo similar a un aparato auditivo que se coloca detrás del oído, nada indicaría que el paciente tiene un implante de retina", agrega el investigador.

Impacto "profundo"

Uno de los pacientes, Chris James de 54 años, comenzó perdiendo la visión nocturna cuando tenía algo más de 20 años y se le diagnosticó retinitis pigmentosa.
Después de la operación, describió como un "momento mágico" cuando el implante fue encendido por primera vez y pudo ver luz.
"Cuando se me colocó un destello de luz en el ojo confirmé que mis nervios ópticos estaban funcionando adecuadamente, lo cual es una señal muy prometedora", dice Chris.
"Fue como si alguien tomara una foto con flash, una luz pulsante, que pude reconocer instantáneamente", agrega.
"Ahora puedo ver una línea curva o recta cercana, las cosas alejadas son más difíciles. Pero es muy pronto y todavía tengo que aprender a interpretar las señales que envía el chip a mi cerebro".
El chip no funciona como la vista convencional. Las señales que envía al cerebro son destellos de luz y no es una visión en color sino en blanco y negro.
Tal como señala el profesor MacLaren, para una persona con visión normal estos resultados pueden no parecer extraordinarios.
Pero para alguien que ha perdido totalmente la vista, poder orientarse en un cuarto o saber dónde están las puertas y las ventanas es algo "extremadamente útil y práctico".
"Estamos muy entusiasmados con estos resultados iniciales. La visión es distinta de lo normal y requiere un tipo distinto de procesamiento cerebral", dice el investigador.
"Esperamos, sin embargo, que los chips electrónicos puedan ofrecer independencia a muchas personas que están ciegas a causa de la retinitis pigmentosa", agrega.
El profesor Timothy Jackson, cirujano oftalmológico del King's College que también dirige la investigación, afirma que "este pionero tratamiento todavía está en sus primeras etapas de desarrollo".
"Pero es un paso importante y estimulante y eventualmente puede conducir a una gran mejora en la calidad de vida de personas que han perdido la vista por retinitis pigmentosa".
"La mayoría de estos pacientes han perdido la visión por años o décadas. El impacto de volver a ver, incluso si no es una vista normal, puede ser profundo y muy conmovedor", agrega el científico.
Ahora los investigadores esperan llevar a cabo un ensayo más amplio con unos 12 pacientes británicos que serán sometidos al implante.


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