Si bien los relatos de distintas épocas hablan de una joven muy bella siempre vestida de blanco que frecuenta a jóvenes solitarios en los alrededores de la Recoleta, hay dos de esos relatos que merecen particular atención.
1). El mito urbano se refiere a un joven solitario que una noche, encuentra a una hermosa muchacha vestida de blanco a quien invita a bailar, luego van a tomar algo y como la joven siente frío, el galán le ofrece su saco. Desgraciadamente, la joven vuelca el café en la prenda y se compromete a limpiarlo. Finalmente, la acompaña a la casa y prometen verse nuevamente al día siguiente.
Cuando el joven va a la vivienda de la misteriosa dama de blanco, la madre le dice que ese encuentro de la noche anterior jamás pudo ser posible, ya que la joven está muerta y enterrada en la bóveda familiar de la Recoleta.
Desesperado, el joven va a la bóveda familiar y encuentra su saco colgado en la puerta del panteón. Ante este descubrimiento el muchacho enloquece. Así nace una de las leyendas o quizás, la trágica verdad del fantasma de La Dama de Blanco.
2). Otra variante de esta historia, devenida en leyenda urbana sobre la Dama de Blanco, es la que cuenta que se trataba de Rufina Cambaceres, hija única del escritor argentino Eugenio Cambaceres, reconocido por sus escritos histriónicos en los que desnudó las hipocresías de la sociedad de fines del 1800.
Cuando Cambaceres murió, Luisa Baccichi (su madre, bailarina italiana) y la joven Rufina quedaron solas, con una muy buena situación económica. La joven fue creciendo en belleza teniendo un carácter muy introvertido. El que después fuera único presidente argentino soltero, Hipólito Yrigoyen, se convirtió en su novio.
El 31 de mayo de 1902, día en que la joven iba a cumplir diecinueve años, se había preparado una fiesta que terminaría con una velada en el teatro Colón. Cuando Rufina pasó a su cuarto a buscar la capa que llevaría al Colón lo hizo en compañía de una íntima amiga quien le reveló un terrible secreto: su novio -Yrigoyen- era el amante secreto de su propia madre.
La revelación provocó tal golpe emocional a la joven que cayó muerta de un síncope, como definiera el médico en su acta de defunción.
Al día siguiente, Luisa e Hipólito Yrigoyen la sepultaron en la Recoleta. Pocos días después, el cuidador de la bóveda de los Cambaceres reveló lo que había sucedido en la misma. El ataúd de Rufina estaba abierto, la tapa rota y la joven estaba tirada en el suelo.
La explicación oficial que se dio del macabro hallazgo fue que se trató de un robo, dado que la joven fue enterrada con sus mejores joyas, pero la madre terminó el resto de sus días torturada por la convicción de que su hija sufrió un ataque cataléptico y fue enterrada viva.
La leyenda surgió al constatarse los arañazos en la tapa del ataúd. Si la joven logró salir, se enfrentó a las paredes herméticamente cerradas de la bóveda en un cementerio solitario. Entonces, víctima del terror, realmente volvió a morir por segunda vez de un colapso cardíaco por la desesperación.
La trágica realidad de esta historia es que Hipólito Yrigoyen, después de un tiempo, tuvo un hijo con la viuda de Cambaceres.
Después de todos estos sucesos, se levantó el monumento funerario en la bóveda de los Cambaceres, en donde puede observarse a una joven frente a la puerta de la cripta, tomada del picaporte como queriendo salir...
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