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lunes, 4 de mayo de 2009

La casona de la calle Brasil - De Adela Belmonte

La casona de la calle Brasil

Como cada martes desde hace siete meses, Lucía llega a esta antigua casa del barrio de San Telmo, para asistir a sus clases de teatro. Es su día favorito de la semana, pues se siente inmensamente feliz y segura, mientras juega a ser muchas otras, otras tan diferentes y atrevidas, que se animan a decir cosas que ella nunca podría.
Varios factores se han conjugado para hacer de este encuentro, un momento mágico e inolvidable: sus compañeros, el profesor y el lugar… lugar que fascina tanto a Lucía y al que recorre detenidamente con la mirada, desde la comodidad de un profundo y mullido sillón y que le recuerda entrañablemente a la querida casa de sus abuelos, donde había nacido y pasado los mejores momentos de su vida.
Es una hermosa casona de dos plantas, orgullosamente erguida sobre sus más de cien años de existencia, soberbia y refinada, con sus balcones respirando el fresco aire del Parque Lezama. No puede dejar de pensar en ella como en el hogar que alguna vez fue. Cuántas alegrías y tristezas albergadas entre estas paredes, compartidas en familia, como la llegada de los hijos o las noches de vigilia al lado de un enfermo. Las veladas de fiesta con la música invadiendo los salones y sobrevolando las enormes lámparas colgantes que iluminan a pleno todos los rincones.
Sin lugar a dudas, Lucía está haciendo un viaje a su pasado, e inevitablemente, recuerda ese último gran dolor de despojar a la casa familiar, de todo aquello que con elegancia la había adornado, hasta dejarla desnuda, vacía. Afortunadamente, Lucía ha sabido atesorar lo único verdaderamente valioso: la memoria de esos viejos buenos tiempos.
La alegre llegada del profesor la rescata de sus pensamientos devolviéndola a la realidad.
Ha comenzado el momento de jugar.

Adela L. Belmonte
Septiembre 27 de 2008

2 comentarios:

Anónimo dijo...

El relato es muy bueno, nos transporta a la nostalgia, la melancolia y el sueño de que hay lugar para la magia de los recuerdos-
Gracias
Clyde

Anónimo dijo...

Este relato es muy bello, porque nos transporta con melancolía y nostalgia a la magia de los recuerdos.

Gracias.

Clyde Mabel