Desde hace siglos, se han utilizado diferentes productos como goma de mascar con el sano objetivo de mantener una cierta higiene bucal.
En la antigüedad, en el norte de Europa se utilizaba una resina de abedul y, según parece, los mayas mascaban la savia del árbol manilkara zapota. Y seguro que hay otro buen puñado de ejemplos, pero vayamos a la goma de mascar o chicle, tal como lo conocemos actualmente.
Fue el general y presidente mexicano Antonio López de Santa Anna quien, durante su exilio en Nueva York, ayudó al inventor Thomas Adams a crear el moderno chicle. El mexicano conocía las propiedades de la manilkara zapota, de la que hablábamos antes, y pusieron en marcha una fábrica para desarrollar una goma que sirviera para hacer juguetes y llantas de bicicleta.
Adams y Santa Anna llevaron hasta Nueva York una tonelada de la resina desde México, pero finalmente la goma que crearon resultó demasiado blanda para el propósito que se habían marcado. Estaban decididos a tirar la toalla ya que no sabían qué hacer con todo aquello.
Adams se metió un poco de la goma que habían fabricado en la boca y le agradó la consistencia que tenía al mascar. Decidieron añadirle sabor a aquel producto y en 1869 patentaron la goma de mascar que comenzaron a comercializar bajo la marca Adams New York Chewing Gum. Por cierto, se comenzó vendiendo en farmacias.
lunes, 8 de julio de 2013
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